lunes, 7 de diciembre de 2015

La "Chopalea". Campamentos de juventud.

Con los años, se vienen a la cabeza recuerdos vividos en la juventud.
Uno de ellos es cuando se podía acampar libremente a la orilla de los ríos.
Ubrique en verde va a traer recuerdos de la juventud divino tesoro,
cuando íbamos con la mochila cargada de ilusión a la Chopalea.
Por debajo de la Zarza en la vertiente sur de la sierra del Albarracín,
de nuestra hermana villa de Marchenilla -¡Huy! ¡El Bosque!
Muy cerquita de nuestro querido pueblo.



-¡Qué grande era el pilón del inicio de la caminata...!
-¡Con su agua y todo!
-¡Y qué abandonado que está...!
Justo detrás del pilón está la vereda que nos llevará a la... 



desembocadura del río Tavizna... Nuestro destino...
Pero mirando en derredor y antes de partir...



nos llaman la atención unas manchitas blancas alrededor del abrevadero.
-¡Esas cosas no son de ahí!
De manera compulsiva, una fuerza imparable nos obliga a actuar...
Y una pregunta nos invade el pensamiento...
-"¿Cada vez que vengamos tendremos que ver las impurezas arrojadas 
 por manos de mentes catas que no ven más allá de sus propias cejas?"



Y en menos que canta un gallo y por pura satisfacción moral,
los restos de residuos sólidos humanos quedan recogidos para
su desalojo posterior, a la vuelta de la incursión a los recuerdos.



Un paso canadiense nos separa de un mundo perdido en la memoria.



Un mundo ondulado y verde, con "retazos" de tierras erosionadas.



Un mundo de cañadas y veredas que nos llevan a la aventura rememorada.



Un mundo de ensueño que es punto de encuentro entre la campiña 
y su unión con la genuina sierra. Plagado de espacios abiertos...



y cerradas veredas.
Un mundo natural en el que parece que se paró el tiempo...



pero mostrándonos sutiles y coloridas plantas,
como esta mandrágora -las flores de las brujas...



y lindas e inocentes criaturas. 
Tan confiadas que no saben del peligro que corren
por el mero hecho de ser animales y estar vivos...
¡Siempre hay un animal humano dispuesto a horrorizarlas hasta la muerte...!
Muchos somos los que queremos vivos a los pobladores silvestres.
Muchos somos los que pensamos que es una atrocidad cazarlos por pura diversión...



y dentro del lentisco, se haya la prueba de los desalmados que hay...



que haberlos "haylos".
La ley por ahora, dice que no deben dejar sus residuos tirados en el campo.
Ellos cambian vidas por cartuchos, en pura incongruencia.
Nosotros nos traeremos las pruebas del delito, pero la vida...
-"¡La vida...! ¿Quién la reemplaza...?"



-¡Ojalá llegue el tiempo de la cordura en el que vayamos al campo
por el mero placer de ir a disfrutar de la Naturaleza!
A eso se le llama senderismo y está en yuxtaposición visceral con la caza.



Hemos descendido hasta la orilla del Tavizna...
Aquel cerro puntiagudo -el Higuerón- lo lleva adosado a su nombre...
¡El Higuerón de Tavizna...!
Y éste, creemos que es cerro Mateo. 
-Los comentarios nos lo confirmarán.



Nuestro camino continúa por entre bosques de foráneos "calistros"...



que se intercalan entre longevos quercus...
¡Pero de chopos en la Chopalea...! ¡Ninguno!
¡A saber si antaño nuestros ancestros los vieron...!



Parte del camino discurre bajo bosque y en otoño proliferan las "micos".
¡Por supuesto las dejaremos donde están...!
Las setas cumplen una función primordial en la cubierta 
y podemos vivir perfectamente con las cultivadas...



Arroyos secos por la temporada atípica que estamos viviendo,
se cruzaban a nuestro paso sin tener que mojarnos los pies.



Arroyos de los que se sale por profundas hendiduras 
que hacen los animales en su tránsito...



hasta amplias zonas aluviales más llanas y abiertas.
Ya nos queda poco para llegar donde plantábamos las tiendas de campaña.



Por allí, lejos de toda civilización moderna, pudimos disfrutar
de arbustos con todo el otoño subido a sus ramas.
El espino albar -o "mauleto"- lucía orgulloso pero ruborizado,
 el fruto de sus esfuerzos desde que abrió sus albas flores en primavera.



También pudimos ver -en este peral- el fruto del esfuerzo humano...



cuando poblaban los márgenes de la preciada agua.
Sus restos se vislumbran aún y eso...



que la Gran Madre Tierra se encarga de repoblar con sus hijas vegetales
aquellos lugares que antaño estaban "ordenados" según la lógica del hombre.
Los juncos y las "milenramas", ahora se dispersan en caótica lógica natural.
Al igual que antaño se dispersaban las tiendas de lona azul... ¡Y sin suelo!



Buenos ratos deambulando por aquel entonces, limpio río...



que nos ofrecía el baño de naturaleza en aquellos nostálgicos veranos,
 Charcos memorables de Tavizna que ofrecían refrescantes chapuzones previos...



a las reuniones de ilusionados jóvenes, amantes del apego a la tierra.
Grandes tertulias alrededor de una fogata, antes de dormir y siempre con cuidado...



y así, a la mañana siguiente -si es que se podía dormir- organizar una
marcha hasta la desembocadura en el pantano de los Hurones.
Lo vimos bastante reducido de capacidad. 
-¡Si no llueve, no hay agua!
¡Por triste lógica!
¡Y ahí también tiene que ver el animal humano...!



Lo que debería estar anegado, más bien parecía un desierto...



en el que poco a poco, con las escasas lluvias, 
se iba poniendo muy al gusto de este humilde blog.
Como era campo abierto el yermo lecho del pantano...



pudimos seguir avanzando entre límites de antiguas cortijadas y,
eso sí, huyendo de la lama húmeda sobre la que se veían los rastros de las sendas
de los animales silvestres, cada vez más escasos a causa de la depredación.
-¡La caza acaba con la vida de treinta millones de animales al año por pura diversión!



Esta imagen agónica de los Hurones en modo de espera de las lluvias,
 con la Silla del Caballo "al revés", como telón de fondo, 
es premonitoria de lo que se avecina en nuestro planeta.
En tantos años que lleva el ser humano pululando por la Tierra...



es en los últimos siglos cuando más daño le hemos hecho a nuestra propia casa.
Allí mismo pudimos ver vestigios de casi dos mil años...



restos de tégulas romanas emplazaban una domus sobre aquellos muros.
Restos de humanos de aquellas épocas que vuelven a la tierra, sin daño.
Y no como los de los humanos "modernos"...



que con sus grandes moléculas indestructibles obtenidas del petróleo,
son arrojadas lejos y sobrenadan hasta depositarse en las orillas del embalse,
junto a los lógicos restos vegetales.
-¡Los plásticos no son de ahí...!
¡Habrá que aprovechar y desalojar los que se puedan...!
¡Ardua tarea...!
Como están recónditos... ¡Ojos que no ven, corazón que no siente...!



Los más de cuatro mil quinientos millones de años de evolución
de la Gran Madre Tierra, están erosionándose a marchas forzadas
por acción de la mano del hombre... 
-"¡Hasta la alta alcurnia política se ha reunido para buscar soluciones!"



Cuando hacíamos los Campamentos de Juventud, 
abolidos a posteriori por la ineptitud humana,
en la Chopalea -carente de chopos-
 ya nos preocupábamos por los intríngulis de la supervivencia humana.
Y como siempre,  a la vuelta, hacíamos un hincapié.
En medio del camino de la ribera del Tavizna y empleando cualquier artilugio...



bebíamos de la fuente que "Nunca se Seca". 
Y para que su recuerdo...



¡No se difumine...!
 Qué mejor que un pensamiento adolescente de antaño pero con miras de futuro...
-"Cuando vayamos a la fuente a beber...
 pensemos en los que fueron antes que nosotros
 y la mantuvieron indemne por siglos...
 Lo importante es cuidarla y preservarla...
No para ahora -que la podemos disfrutar-
sino para las generaciones venideras."



Así mismo debemos actuar los sensibles -extraños en esta sociedad actual.
Ahora que se puso de moda la Cumbre sobre el cambio climático...
¡Dejémonos de modas!
Debemos hacer de nuestra vida un ejercicio de defensa del Medio Ambiente
y los animales. ¡Porque los animales también le importan a la vida!
¡Nos vamos a morir igual pero con la conciencia -quien la tenga- muy tranquila! 



Pongamos nuestro granito de arena para que el Higuerón de Tavizna, 
el cerro Mateo, el Mundo y Ubrique, sigan su existencia, "en verde".



.

lunes, 23 de noviembre de 2015

Pasa la tuna

"Pasa la tuna en Santiago
Cantando muy quedo romances de amor
Luego la noche sus ecos
Los cuela de ronda por todo balcón..."

"Cuando la luna te dé serenata
No te enamores compostelana
Que cada cinta que adorna mi capa
Guarda un trocito de corazón..."

Son fragmentos de una canción de tuna. Sabemos cómo se llaman  pero
cuando de pequeños escuchábamos este tipo de canciones, se nos venían a la mente...



estas arraigadas y peculiares plantas -las chumberas, las paletonas, las tunas.
El caso es que nuestra foránea tuna está tan inmersa en nuestra cultura natural
que ni siquiera los autóctonos de aquestos lares caen en la cuenta...



Las variopintas tunas delimitan fincas. Buenos "bardos" naturales obviamente.
Sin necesidad de alambres de espino ni extendidas mallas cinegéticas
-que tanto daño hacen a los animales silvestres.



Esas familiares y sanas tunas de las que esperábamos que,
año tras año, una vez emprendida la primavera...



poderlas ver florecer en el atractivo colorido que anunciaba su dulce verano.



Y con el estío, la llegada de sus afamados frutos -y no sólo por el dulzor...
-¡"Cuidado con las semillas!"



Llegado el caso y blandiendo el tridente redondeado de caña...



se iban depositando los paletos... "¡Huy, no!"
Se iban depositando los tunos... "¡Huy, tampoco!"
Se iban depositando los chumbos... "¡Eso...!" ¡Los higos chumbos...!
Para barrerlos sobre la arena seca para despojarlos de las incómodas espinas
que podían clavarse en las manos o en cualquier parte porque también volaban.



Y del barrido, a la caja para poder demostrar al mundo...
¡Cómo pelar un higo chumbo sin morir en el intento!
Son necesarias dos cosas, el fruto de la tuna -indispensable-
y una buena y afilada navaja.
-"Se coge el higo...



se le corta la corona sin que se desprenda del todo...



después el "culito" lo mismo.
Se le hace una incisión longitudinal sólo a la ruda y verde piel...



y clavando las uñas a ambos lados del corte central...



se abre hacia uno y otro lado en sutil movimiento.
Y como por arte de magia...



aparece desde su interior el tan afamado néctar.
La cáscara del higo chumbo a la cubeta y aquél del que no podemos
atiborrarnos -por razones obvias- pasa...
  


a la bolsa para su transporte hasta los paladares más exquisitos.
Pero ya llevamos tiempo -uno o dos años- que...



la silueta de lo que ha pertenecido por lustros a nuestra cultura
aún sin ser autóctona -como dirían los entendidos-
se está lamentablemente, difuminando.



Ya rara vez veremos a los risueños y elocuentes vendedores de chumbos
a la puerta de nuestros mercados tradicionales porque...



a nuestras altivas y acomodadas chumberas...
¡Les ha llegado la aciaga hora...!
¡Otro "éxito" más del daño impune del animal humano a la Gran Madre Tierra!
Por eso es el título de la triste entrada de hoy.
"Pasa la tuna", pero sin cantar, sólo con un desgarrador grito de auxilio.



El caso es que esas tunas que se codeaban de tú a tú con algarrobos, lantiscos,
 acebuches y cornicabras, han sido presa fácil para un simple insecto...



¡La cochinilla del carmín...!
Un "bichito de laboratorio" que se salió de madre y que,
al igual que el picudo rojo creó la enfermedad de las palmeras,
se ha instalado en nuestra paletonas.



Al principio le salen unas manchitas blancas que se van expandiendo...



más y más...



hasta que el "Dactylopius coccus" -que así de feo se llama-
 termina por "aburrir" a ...



nuestras chumberas en su total integridad.
¡Les da exactamente igual que estén protegidas dentro del parque natural...!



La familiar imagen de esbelta, lustrosa y puntiaguda,
 ha dado paso a una silueta decrépita, patética y moribunda.



Ya no serán lo mismo los paseos por la carretera de Cortes.
Ya no son lo mismo las tardes de verano que se plagan 
de minúsculas mariposillas blancas que al quitarlas,
 dejan un rastro rojo -como de sangre- en nuestra ropa.



-¿Y por qué se apellida "del carmín"...?



Porque si le refregamos una piedra -por ejemplo...



el tono que aporta es de lógico color... ¡Carmín!
-¿No será que de aquí sacan -las marcas de cosmética-
 algún subproducto de laboratorio y
que se le escaparon unas cuantas 
que están reproduciéndose -y mucho?
Y bastante tienen ya las pobres tunas 
-en su pasar-
 con sus tonos carmines...



para que algunos las sometan a otros tonos antinaturales
y así mofarse de su propia destrucción...
-como cuando asistimos a "una absurda colección de piedras pintadas".
Es probable que el sujeto lo hiciere por venganza. 
Es seguro que el sujeto...
-"¡Se vio "apretao" de higos chumbos cuando chico!"



Ya sólo nos queda dedicarles un triste adiós...



a nuestras excelsas proveedoras ¿sempiternas decoradoras?.
 portadoras del exdulce verde,
"formapartes" de nuestros rincones más íntimos.
Una lágrima -y mil, si caben-
para lamentar una tropelía más de los "poderosos humanos"
Porque ni siquiera...



sus preciados frutos se salvan..,
¡Snifff!



Y aunque en nuestra hermana Villamartín -junto a la la fuente de la Zarza-
parece -a ojo de buen cubero- que aún no ha llegado la plaga...



en nuestro querido pueblo, podemos lamentarnos 
cantando con lágrimas en los ojos aquello de...
"Pasa la tuna en Ubrique
cantando muy quedo romances de amor.
Luego la noche sus ecos
los cuela de ronda por todo balcón..."



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