jueves, 6 de diciembre de 2012

Ocurris Pópuli (la coral), en Algeciras

Aquel sábado veinticuatro de noviembre, estaba toda la coral preparada para asistir al
XII ENCUENTRO CORAL "CIUDAD DE ALGECIRAS".
Había que dejar atrás por un tiempo nuestra querida sierra y coger carretera y manta.



La tarde era típicamente otoñal e invitaba a que la actividad grupal fuera de recogimiento...
polifónico.



La expectación deambulaba latente en el interior del autobús. Algunos veteranos, acogíamos
la gesta como "una vez más". Para otros, era su primera vez. Ellos sólo sabrán el entripado
que llevaban pero como la unión hace la fuerza, no había ningún problema
(además, habíamos ensayado a conciencia el repertorio).
Todo iba a salir a las mil maravillas...



¡No hay más que ver la carita de tranquilidad de nuestro director!
(Gracias Juanan, por embarcarnos en estas osadías u odiseas -según se mire)
Maria del Mar, su esposa, profesora de clarinete de la imprescindible escuela de música,
también nos acompañaba y sumaría su voz a las contraltos.



El viaje, aunque corto... se hacía largo. ¡Cosas de la impaciencia!
Y para distraerse, cualquier cosa valía como echarle fotos a los camiones adelantados
o contar algún chascarrillo que otro, con tal de no usar niguna de las bolsas que 
había en el autobús por si acaso.



¡Todavía algunos, ni se habían sentado! Me refiero a mí con la camarita.
Las horas pasaban; los "cafelitos" estaban haciendo su efecto; las piernas se iban cruzando disimuladamente; pero tuvimos que aguantarnos hasta el fin del trayecto...



porque la trampilla de evacuación del autobús, estaba en el techo. ¡Un poquito difícil!



¡Por fin llegamos!



Lo primero era encontrar el "botiquín de urgencias". Buscamos el agua oxigenada pero
al no dar con ella, tuvimos que conformarnos con cualquier otra cosa,
mientras hacíamos tiempo...



hasta nuestro turno de ensayo y calentamiento de la voz. Era la primera vez que
el teatro Florida de Algeciras acogía un evento clásico después de su restauración.
(Se nos ocurre pensar en el estado lamentable de nuestro cine-teatro Capitol... ¡lástima!)
El programa prometía ser interesante.
 Las agrupaciones participantes en orden de actuación, serían:
CORO DE CÁMARA JUVENTUDES MUSICALES de Almuñécar.
CORAL "PORTUS ALBUS", la anfitriona algecireña.



Después del miniensayo individual, tocó el turno del
"¿cómo nos vamos a colocar las tres corales?"
En cada encuentro coral se suman las formaciones polifónicas y
cada uno de los directores lleva a término una pieza previamente elegida.



Todo está listo. Falta un poco de maqueo en los camerinos...



desearnos... ¡mucha mierda! como en la antigüedad...-mejor será explicarlo-
Cuando los coches eran de caballo y las actuaciones en el teatro sólo eran asequibles
a los pudientes, a más animales acudían a la función, dejando sus "opiniones internas"
esparcidas por el suelo, más personas asistían... Eso era sinónimo de éxito.



A las ocho treinta post meridian, se abrieron las puertas del teatro Florida. Las corales
desarrollaron su repertorio llenando la gran sala de oleadas de sonidos melódicos
que subyugaron al auditorio y fueron noticia a posteriori en la prensa algecireña



Las actuaciones de los grupos fueron cerradas por la coral de Algeciras
(es un honor para Ubrique en verde mostrar su impecable presencia).
Acto seguido y para la brillante conclusión del evento...



nos unimos las tres formaciones corales.



El director de Almuñecar nos condujo por el pentagrama de un frenético y admirable,
CANTICORUM de Haëndel.
(Un servidor como bajo, estoy debajo del alto que también es bajo... 
-Saludos, Andrés. Fue un placer compartir).



Aquí se aprecia mejor.




El  AVE VERUM  de W.A. Mozart fue dirigido por el de Algeciras con dulzura
y buen hacer; magistral.



Y el colofón cayó en la gracia de nuestro alicantino director ubriqueño.



Cantamos el genuino y famoso CORO DE ESCLAVOS de la ópera Nabucco de Verdi
(el "Va pensiero"). Fue tan brillante la interpretación que el público entusiasmado
pidió un bis (¡bueno, medio!)



Tanto el Ave Verum como el Nabucco precisaron de los acordes melódicos del teclado.



El encuentro coral, terminó. Se dió paso a los agradecimientos.



Los tres directores en justa representación de sus formaciones corales 
esperaban impacientes (siempre cae algo).



Nervios fuera. La cara manifestando la satisfacción de la tarea bien hecha.
¡Ha sido un verdadero placer!
Pero ahí no acabó todo.



El convite posterior fue suculento y copioso. Realmente no sabríamos como pagar 
tanto agasajo, tanta atención y tanta diversión.



Nada, lo dicho. Una aventura inolvidable. Si deseas vivir estas
experiencias con nosotros (¡ah y cantar!) no lo dudes.
 Ya sabes que nuestras puertas están abiertas.
 Cantar en polifonía es único. Se encuentra uno a gusto
 y muy bien acompañado...
¡Que me lo digan a mí..!

¡Un saludo y hasta la próxima!


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