Aquella tarde fue todo un privilegio adentrarnos por el camino, del mismo nombre
que el castillo al que fuimos invitados a ascender. Y decimos invitados pues al ser una
propiedad privada, se necesita autorización... y llave.
El castillo estaba sobre una atalaya prominente dentro la finca de Fátima.
Mientras esperábamos para poder entrar por la privativa cancela, estuvimos admirando la maravilla que supone la visión de nuestra querida Sierra desde cerca de las faldas del Torero.
Allá, sobre la atalaya del castillo, perduran los restos
de lo que antaño fue un importante enclave histórico.
Cientos de vuelos de los "pajarracos" que en sus cortados anidan, surcan
y han surcado, los cientos de años de historias de "moros y cristianos".
El resto de invitados llegó a la era de más abajo. Un selecto grupo de personas
que realizan salidas semanales a la sierra pero siempre "Llaneando en Vertical".
Al frente de ellos nuestro hermano Francisco que es el que había procurado la clave.
Delante se ofrecía imponente el privilegio de una ascensión añorada.
Pero antes una instantánea recuerdo del grupo para los anales.
Trazamos un camino bien marcado por una ilusión que flotaba en el ambiente...
hasta llegar al primer destino...
¡La laguna de Fátima!
Lógicamente con la escasa lluvia caída en Ubrique, estaba seca... ¡Una pena!
Era grato compartir asiento de tronco de lentisco centenario con alguna de las profes.
Y entre anecdóticos comentarios pronto estábamos...
a la zaga del impresionante farallón...
¡Ya no tenía tantos vuelos...!
¡Ya no ofrecía tanta resistencia...!
Como buen castillo que se preciare...
también el nuestro tuvo en su época su ciudadela... ¡La afamada Cardela!
Nombres como Ponce de León, duque de Arcos, surgieron en las explicaciones...
¡Entre profesores andaba la cuestión...!
Y de la ancestral villa, al fortín bien ubicado, habitado desde los tiempos romanos.
Momento para otro privilegiado recuerdo grupal en la vetusta plaza de armas...
y a la fortaleza... "¡Allá vamos!"
¡Momentazos a las puertas del castillo...!
¡Seguidos de impresionantes panorámicas...!
-con Ubrique y su sierra, al fondo.
No faltaron "duelos" de disparos fotográficos entre derruídas almenas.
Ni momentos contemplativos.
El vuelo de la imaginación... ¡Imparable!
Y mientras algunos nos distraíamos con fotos de gratos e "históricos" recuerdos...
los más "impacientes" habían llegado al vestigio más destacable de la cumbre.
Estábamos a punto de comprobar el por qué aún seguía en pie.
Bastó subir un poco más para percatarnos de que no era sólo un muro "pelao"...
¡Algo encerraba...!
¡Era una oquedad que guardaba algo muy familiar...!
La imprescindible agua estuvo bien servida antaño.
Un "impluvio" en romano.
Una "aljibe" en árabe.
Una "cisterna" en cristiano...
¡Una maravilla, en resumen...!
Pero aún quedaba un nuevo reto de altura.
¡Alcanzar la torre de la parte sur...!
Una torre vigía a la cual llaman "La de la Ventanita"...
por razones obvias.
Y aunque parezca una puerta al vacío con unas vistas extraordinarias,
el diminutivo que la nombra, hay que contrastarlo...
así que decidimos hacernos algunas junto a ella verificando sus reales dimensiones.
Era un privilegio volver a estos dominios de la historia tres décadas después.
Era un privilegio compartir la experiencia con entusiastas
del patrimonio natural e histórico que nos rodeaba.
Pero era hora de reorganizar el grupo arriba en el "depósito" del bastión inexpugnable.
A pesar del embeleso, con las impresionantes vistas al pantano de los Hurones, incluidas...
la tarde noche apremiaba el retorno. Había que descender de los dominios moros...
o cristianos, según fechas que por estar enclavado en territorio de la Frontera,
unas veces sus almenas eran defendidas por los cristianos y otras,
por los moros, en ancestral y perdurable litigio.
Últimas poses de salida y fuimos desandando lo andado.
Y aunque nos pilló la noche bajando del castillo de Fátima,
eso no fue óbice para ir pensando que...
fue todo un privilegio poder participar con "Llaneando en Vertical", en aquella
particular zambullida en la historia de este singular emplazamiento donde antaño se
devaneaban entre reyertas y períodos de paz, los caballeros de la cruz y los de...
la media luna.
¡Aunque algunos grupos quieran seguir la contienda, la mayoría deseamos la paz!
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