Los nacidos y criados en Ubrique, amantes de nuestras legítimas tradiciones
y no de otras inventadas y que suponen divertirse a costa de animales,
anhelamos desde niños la llegada de los primeros días del mes de mayo.
Es cuando celebramos las cruces de mayo en nuestro querido pueblo...
Una singular fiesta declarada de interés general en Andalucía.
Y como por el humo se sabe donde está el fuego, todos ansiamos que llegue...
¡El día de las Candelas!
Que por los azares de la vida se celebra de noche. Por lo que es...
una jornada nocturna en la que los protagonistas legítimos son los gamones.
Una planta, común en otros lares pero que en Ubrique,
calentándolos previamente en una candela... ¡Son la bomba!
Dicen que cuentan sobre la historia de la arraigada tradición,
que se remonta a principios del siglo diecinueve.
Por un lado, existe la teoría de que las explosiones emitidas por sus detonaciones,
servían a los pastores de la sinuosa sierra para espantar a los lobos
que "casualmente", habitaban por la zona y así proteger sus rebaños en cría.
Pero la versión más extendida es que las explosiones inauditas de las varas verdes,
las usaban los lugareños para hacer creer a los invasores gabachos
que el armamento de nuestra heroica guerrilla, era más abultado.
El invasor no era otro que el despiadado ejército francés que el dos de mayo
de dos mil quince emulaba los fusilamientos del mismo día de mil ochocientos ocho.
Y como es la versión más extendida y tenemos que decantarnos...
el día de las Candelas, los serranos de Ubrique se arman con los "asfodelus"
preñados de agua, para intentar repeler el ataque de los prepotentes franceses...
-¡De aquella época!
La única manera de que funcione el longevo invento...
es preparar un buen candelón.
Ubrique se llena de lumbres por los barrios y calles.
Tradicionalmente, siempre fue el tres de mayo pero nos vimos obligados
-para el incentivo turístico- a celebrar el día de los Gamones, los sábados aledaños.
Y toda la parafernalia... "¡A la salú del día de la Crú!
Este año hay que reseñar que los Gamones han convivido con otras interesantes
y necesarias celebraciones -igualmente exentas de maltrato animal...
Para ello, ver otra entrada de Ubrique en verde...¡Este humilde blog!
La calma tarde noche, auguraba un rotundo éxito en esta edición...
Incluso la oronda luna se apegó a nuestra hermosa sierra para no perderse ni una "puntá".
Ubrique, genuino, fascinante por naturaleza, al atardecer,
esperaba ansioso la enésima celebración que
se pierde en los albores del tiempo,
de "el día de las Candelas".
También tildados como, "los días de los Gamones".
Pero la gestación de la fiesta tiene un amplio preludio...
Lo primero es acarrear la leña para las candelas. Nadie sabe cómo
pero de buenas a primeras, los montones abundan por doquier.
Lo siguiente y previo al gran día... ¡Ir a por gamones y traerlos en haces!
Dos cosas importantes... Cortarlos en vez de arrancarlos -para que perdure la raíz madre-
y colocarse la genuina camiseta de los "Gamones" -"Ramones" en francés-
que ya pudimos ver en la entrega de "La Pilita Abajo Petaquera".
Días atrás los vecinos unidos -jamás serán vencidos- se lo proponen y decoran
sus calles al más puro estilo clásico. -En la foto, la barriada de Misión Rescate.
Días atrás, operarios del ayuntamiento, colocan los redondeles con
fondo de arena para que el posterior fuego, no dañe el pavimento...
¡Ni se salga de madre...!
Algo así como veintiséis candelas para este año...
diseminadas por todos nuestros rincones escondidos.
Desperdigadas por nuestro callejero... ¡Las calles de Ubrique!
Incluidas las apartadas barriadas modernas...
y los barrios altos con solera.
No hay rincón ni solar que se libre, por y para, la buena causa.
Eso, sumado a la profusa decoración en la que se ven envueltos lugares genuinos.
Barrios que a veces, se crearon a fuerza de "Sacrificio"...
y algunos de ellos con mucha ilusión, ubicando su"Cruz", sobre un "Poyetón"...
-resulta que hay hasta un concurso de embellecimiento de calles y barriadas.
Esas cruces que se elaboran con mimo y que algunas se resguardan del calor hasta la tarde.
Cruces que adornan todos los rincones
-y no necesariamente con connotaciones religiosas.
A las siete más o menos...
se encienden las primeras candelas, para que empiecen los niños...
¡Los necesarios protagonistas!
¡Los que van a perpetuar la tradición!
No podemos olvidar ante esta instantánea a la básica, lógica y malograda
¡¡Ay, las Candelas...!!
Hoy en día, algunas se encienden como marcaba la ancestral tradición...
¡Con una consecuente lluvia de pavesas de lantisco...!
Y buena leña -que no falte- a posteriori.
Mientras otras, bien parecen un "punto límpio" de recogida de variados enseres...
No obstante, las dos modalidades cumplen la función primordial...
de conseguir alimentar una buena candela -que para eso es su día.
Y tras la tarde...
llega la noche luminosa.
Los amigos, las familias... Vecinos de un mismo barrio suman ilusiones...
y aúnan fuerzas para que el día de las Candelas sea un éxito.
¡Y las calles engalanadas...!
¡A la antigua usanza...!
Dar una vuelta por Ubrique en este día tan especial, es indescifrable...
Nos lo tomamos muy, muy en serio, como bien...
se demuestra con la vital presencia de los veteranos.
Ellos son cual enciclopedias vivientes que conservan y comparten su saber popular,
sobre este misterioso homenaje al fuego...
¡Único en el mundo!
¡Todo un espectáculo mágico y atrayente...!
Candelas que relucirán como Sol radiante y cálido, hasta bien entrada la madrugada...
durante una noche especial donde se funde lo moderno y lo tradicional.
Luces y sombras se unen a estruendosas explosiones sin necesidad de pólvora
ni sofisticados artilugios. Una noche en la que nadie debe perderse la magia...
de crujir un gamón a la "salú del día de la crú".
-En "El día de las Candelas. 2ª Parte", completaremos.
La Fiesta de Ubrique bien lo merece y creemos que no cumpliremos
aquél refrán que decía lo de "Segundas partes nunca fueron buenas".
Ubrique en verde "amenaza" con más y mejor, si cabe.
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