jueves, 29 de mayo de 2014

La Patacabra del día del Petaquero

Desde que Ubrique en verde comenzara su andadura hace dos años,
hemos dedicado una entrada anual a la conmemoración del día de fiesta local
por excelencia y que está dedicado a las personas que sostienen el pilar
fundamental de la economía de nuestro querido pueblo.



Si alguien quiere profundizar sobre el tema de los petaqueros puede visitar
perfectamente las instalaciones del museo de la Piel en el Convento.
Allí podrán comprobar in situ...



la relación directa existente entre la piel curtida de algunos animales...



y las carteras, monederos, billeteros, bolsos y un largo etcétera de artículos
fabricados en Ubrique del que se dice "Arte y magia en piel".



¡Ah! ¡Y la patacabra!
Herramienta específica para el trabajo del petaquero.
Ya en tiempos, vimos cómo hacerla y es tan importante para nosotros...



que quedó plasmada para siempre en el nuevo génesis de la Pilita Abajo.
En aquella ocasión estuvimos tan contentos que para su inauguración extraoficial...



montamos un boliche sobre la misma con la ayuda de personas entrañables
que se brindaron para declarar a la Pilita Abajo, petaquera.
Y para celebrarlo, pudimos brindar, como no...



con agüita de Ubrique que por cierto, está demostrado que es la mejor.



Es frecuente escuchar el repiqueteo peculiar de la patacabra sobre la losa de mármol,
golpeando para su correcta adhesión, el doblez llamado "filete", del "plato" de "material".



Al ser una artesanía recurrente, lo lógico es que
 se trabaje por cualquier rincón de nuestro querido pueblo. 
Son prolijos los talleres con pocos recursos llamados Boliches.
 Estos sustentan o complementan, las economías de muchos hogares.



En un boliche que se precie no pueden faltar,
 aparte de la patacabra del petaquero entre otros útiles del oficio...



una buena bola de pegamento para ir limpiándose el dedo...



y las gotas de pintura salpicadas por el techo.
Pero no sólo de boliches complementarios viven los petaqueros.
Siempre hubo grandes firmas en fábricas de artículos de piel de rancio abolengo...



en todas las épocas.



La patacabra está tan arraigada en nuestras mentes que, cuando
cae la noche y llega la hora merecida del descanso del petaquero,
pasa a formar parte de nuestros sueños. 
Es entonces cuando podemos decir...
"¡En ocasiones... veo patacabras!"


En un buen plato de tortas de masa para el desayuno.



Junto al reducto para calentar los gamones de la candela de la Plaza de la Verdura...



en una de las losas del suelo.



O pasear por la increíble sierra de Ubrique y ver la forma de la patacabra...



en el hueso de una de ésas que entregaron generosamente su piel anteriormente.



O de dura roca caliza caprichosamente modelada por la Gran Madre Tierra.



Patacabras rústicas, serranas, ancestrales...



que a ver quién sabe de los múltiples usos que pudieron tener en los albores de los tiempos.
Pero quizá sea la patacabra que más nos gusta ver y disfrutar...



la patacabra gigante que todos los años cierra nuestro salteado de Carnaval.



Gracias petaqueros y petaqueras de manos hábiles que mantenéis 
con vuestro diestro manejo de la patacabra, la vida de un pueblo entero.
Un pueblo querido llamado Ubrique... de las Petacas.



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2 comentarios:

  1. Algún día serás capaz de encontrar petacabras hasta en la sopa, hermano. Hay que ver cómo encuentras las formas en cualquier entorno. Unas fotografías preciosas.

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