jueves, 17 de octubre de 2013

El Cobre de Algeciras

Este verano pasado nos fuimos unos días de vacaciones, al sur del sur...
A Algeciras. Es un lugar increíble lleno de contrastes y maravillas.
Aparte de recordar cuando estuvimos allí con la coral Polifónica de Ubrique
compartiendo con la anfitriona Portus Albus, pudimos aprovechar bien el tiempo cuando
 hicimos una incursión (sin ir más lejos) a un lugar legendario y peculiar, llamado El Cobre.
No entraremos en buscar lógicas etimologías nominativas, lo que si podemos decir...



es que todo el tiempo que estuvimos por allí quedamos gratamente sorprendidos.
Íbamos en busca de la finca del Cobre. La misión se visualizaba dulcemente refrescante.
Nos referimos al río de la Miel que la recorre.




Pasamos bajo un antiguo acueducto en dirección a la finca.
(De ésta sí que sabemos la etimología; Aque, agua en latín. Ducto, camino.
Camino de agua; lógico. ¡Je!)




Hasta aquí llegamos en coche.
 Por delante sólo nos separaban algo más de dos mil metros
para alcanzar nuestro objetivo. Como siempre que nos deslizamos hacia las entrañas
 de la Madre, vamos con un mimo extremo para no interferir ni intermediar.
Un cuidado que por el camino de acceso tuvimos que acentuar ...



para no pisar ninguna de las "minas antizapatos" que poblaban el trayecto.
La Madre es así... ¡Está llena de sorpresas!
 Por esta pista forestal...




pronto vimos la garganta "melosa".
 En pleno parque de los Alcornocales.
Dejamos atrás caseríos -entre ellos el molino de Escalona que aún funciona-
y junto a él...



las nítidas aguas que veníamos buscando. 
En este preciso momento, nos encontrábamos encima del puente medieval... 




 cuyas piedras nos trasladaban al pasado y que pone de manifiesto la importancia 
de este camino en la antigüedad para comunicar "Portus Albus" -o la "Isla Verde"-
con la parte occidental de la provincia de Cádiz.
A la derecha se percibe parte del molino y una vez pasado el puente...



encaramos un fácil camino de piedras bajo un fantástico bosque de alisos en galería.
Una auténtica maravilla que hay que preservar a toda costa. Tal frondosidad... 




se manifestaba por doquier. La humedad aún siendo pleno mes de agosto,
era patente. El agua chorreaba por todas partes y no era de extrañar...




que diéramos con alguna fuente.
¡Míralo!
¡Maravilla de las maravillas!
A posteriori nos informamos que se trataba de la fuente de las Niñas y
 tuvimos la intención de incluirla en el catálogo de "Manantiales y fuentes de Andalucía"
ese proyecto con el que conseguimos para Ubrique, nuestro querido pueblo,
la certificación como "Villa de las Cien Fuentes".




La maravillosa fuente de las Niñas ya estaba en la lista,
 gracias a Puertas Ravira de Marbella, desde hace tres años.
 ¡Vaya, hemos llegado tarde! ¡Por poco!
 -Por poco, comparado con el tiempo que llevará allí el fresco chorro.
Aquí también se pudo responder eso de "Agua hay", aunque fuese estío.
Una vez repuestas las cantimploras continuamos el sendero entre alisos,
 helechos, rododendros, laureles y acebos hasta llegar a un recodo donde... 




 se disfrutaba de la contemplación del antiguo molino del Águila.
Comprobamos la importancia de este enclave estratégico. 
Pudimos sentir la imprescindible relación
 entre el río y los humanos en todos los tiempos. 



Bellas ruinas donde antaño, el rodezno -como el de Ubrique
dando vueltas, sucumbiendo sus palas al empuje de las aguas, imprimía la fuerza motriz
 que hacía mover las enormes piedras molineras, haciendo añicos el cereal.



Por el camino podemos ver alcornoques vírgenes con la piel de corcho intacta.
Es una estampa muy de agradecer pues normalmente
 estas especies están descorchadas para su aprovechamiento.
Pero parece que con tanto peso, va a llegar el porte de este ejemplar al suelo.



¡Menos mal que hemos llegado a tiempo para evitar el desastre!
Aguantaremos el tiempo necesario. Y si con el esfuerzo entramos en calor...




no importa; las límpidas aguas de la Miel están acompañándonos durante todo el trayecto.
Cualquier charco puede ser apto para un baño, naturalmente fresco.



No obstante, los mejores se encuentran una vez terminado el sendero oficial
 -que aquí se refleja cortado al filo de un buen muro.
Ya tenemos a la vista los primeros encuentros
con otras personas que se sienten atraídas por la magia del lugar.
Incluso podemos certificar que algunos novios vienen a las fotos de la boda.
Es hora de darse un buen baño.




Y que mejor que en este paraíso.
 Además...




sin pensarlo dos veces.
 El fresco de las profundidades alivió en un instante el caldeo de la marcha.
Disfrute e integración con el medio en toda regla.
 Igual que cuando de pequeños íbamos a buscar los charcos y nuestras madres
nos pasaban la uña por el brazo para comprobar si fuimos o no.
Se podía oler el sentimiento de aventura que nos embargaba y sin poder resistirlo...



claudicamos a la tentación de buscar las alturas.
 Pero para darle más emoción al momento,
 no desvelaremos lo que aconteció a continuación.
Fuera como fuese...
 ¡La experiencia fue extraordinaria!



Pero aún había más.
El hecho de tener una hija como profesora de educación física en 
el Baelo Claudia de Algeciras, es un privilegio en estos tiempos que corren.
 Nos sentimos afortunados pues es ella quien nos acompaña
 en esta extraordinaria y dulce jornada.
 Ama la Naturaleza incluso más que un servidor, de ahí sus aventureros conocimientos.
 Es la misma que la del "Huerto del Tabaco trae cola".
Y es ella la que nos guía río arriba por la aliseda...



hasta encontrar el siguiente y prodigioso charco.
¡Otro regalazo de la Gran Madre!
Es la hora de comer y reponer fuerzas.
Emulando a Ayla, la protagonista de la muy aconsejable serie de los Hijos de la Tierra
 que empieza con el Clan del Oso Cavernario, Ester se lava las manos.
Como la ocasión lo merecía, nos metimos entre pecho y espalda
un rico bocadillo de jamón -mismo- que hizo las delicias de nuestros paladares y
como no, con agua de la fuente de las Niñas.
 Banquete al que quisieron sumarse otros habitantes del río de la Miel.



Sus colores negro y amarillo en franjas, advierten al mundo de su peligrosidad.
Siendo carnívoras por excelencia, no tuvimos más remedio que compartir
las viandas para conseguir algo de tranquilidad culinaria.
Las avispas fueron otro de los atractivos del día.
 Fue digno verlas descuartizar y transportar volando las suculentas tajadas...
¡Sólo que se iban sin dar las gracias!
 ¡Ingratas!




Ester tuvo que animarnos un poquitín, a continuar río arriba.
 Dijo que merecía la pena pues lo mejor estaba por venir.
Así que seguimos ascendiendo por el cada vez más, abrupto sendero.
Fue una sensación muy agradable cuando no tuvimos más remedio que darle la razón.
El esfuerzo valió la pena.



Una especie de catarata chorreante que nos recordó un poco
 a "la chorrera de Vega Redonda", quedó grabada para siempre con gratitud
 en nuestras retinas y como no, en nuestra cámara para este humilde blog.




Merece la pena dar este paseo para ver como la cantarina agua va saltando
 de una charca a otra, con ese atractivo soniquete que nos embruja...



y nos oferta un parque natural de atracciones, exquisitas para los que nos seduce el río.
Las playas también... ¡Pero los ríos son los ríos!



Esos ríos que desde siempre fueron imprescindibles en nuestra frágil vida humana,
al igual que tiene que ser forzoso nuestro compromiso para su perseveración.



De regreso hacia esa ciudad en lontananza que tiene uno de los más grandes
 puertos marítimos de Europa y que está frente por frente al polémico peñón,
hubo un momento en el que agradecimos
este extraordinario día de vacaciones tan bien aprovechado.
Es un privilegio poder asistir aún, a la inmensidad de la Naturaleza.
Por desgracia, días más tarde, acogimos con terror la noticia que nos envió
 nuestra hija hasta Ubrique, gracias a las nuevas tecnologías.
Un "Guasap" nos informaba e ilustraba de que...



El Cobre, donde habíamos estado sólo unos días atrás,
Los incendios nos afectan sobremanera pero éste en particular,
hizo honda mella en nuestras angustiadas almas.
¡No tiene razón de ser!
 ¡Es totalmente inexplicable!
Pero intencionadamente, ocurre.
 Ojalá frene de una vez tanta destrucción y así
 poder ganarnos el derecho de habitar en este maravilloso planeta.



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4 comentarios:

  1. Papá que maravilla de entrada..he vuelto a recordar aquel estupendo paseo, perdidos del bullicio y el tumulto de la ciudad. En la naturaleza es donde me siento más feliz y es así gracias a todo lo que me enseñasteis de pequeña; a respetarla, disfrutarla, amarla..Tú si que eres un gran aventurero y es un placer verte trepando, saltando, vibrando por esos ríos y sierras, como si el tiempo no pasara por ti..Me apunto a mil y una aventuras más a tu lado! Un Beso! :D

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    1. Me las quitao de la boca, Ester, lo que pasa es que tu padre no lo hubiera entendío y sabe diosss lo que me hubiera llamao en la calle. Un beso, guapa

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  2. jajaja las minas antizapatos... jajajaja fantastico

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