domingo, 3 de junio de 2012

La majada de las cabras

No ha mucho tiempo que decidimos volver para visitar el corral de las cabras de
Cristóbal, el pastor heredero de una de las partes de la Dehesa del Herrizo por
 el camino de Ronda en los Pernales. Hoy no vamos a subir cuestas;  iremos
bajando desde la Fuente de Aguanueva. A ver qué nos encontramos.



Al llegar a la "majá" (a la izquierda se vislumbra la pared del Camino), puede sorprendernos
tanto barril esparcido,  pero no es para alarmarse. Forma parte del sistema
peculiar de reciclaje de la gente de campo. Según nos explicaron con 
posterioridad, sirven para ubicar a los chivitos. Estando cada uno de ellos
atados a su barril cuando les toca mamar, cada cabra se dirige hacia su hijo para
alimentarlo sin altercados, revueltas ni zarandeos.

(Si reciclar es darle una segunda oportunidad a los objetos que fabricamos, 
la sana gente de campo cumple perfectamente con ese objetivo.
Supongo que será mejor así que con casetas de obra)



Nos invitan a pasar al interior. Una nube de polvo del pisoteo de los animales sobre su propio
terrizo, se levanta en el aire. ¡Huele a cabra! Estonces se comprende por qué se le llama al
corral de las cabras, Majada. (Deberían haberlo llamado "Cagarruta". ¡Je!)




Allí anda con la briega nuestro amigo Cristóbal, "alreó" del ganado caprino.
Les echa algo de pienso para complementar la dieta herbácea y de hojas y así aumentar
la calidad de la leche de estas auténticas y afamadas cabras payoyas.



Cristóbal nos cuenta que para poder sacarle algún rendimiento económico a estos
animales y poder vivir del campo, tienen que cuidarlas esmeradamente.
No vale eso de que se busquen la vida y se refugien de las inclemencias en 
algún boquete entre las piedras. Hicieron el cobertizo con chapas
y postes de madera (mejor que con postes de hierro).
 Las cabrillas están tan a gusto que algunas se suben por las paredes.



Todavía hay algún rezagado entre los neonatos de la temporada. Está amarradito para que no lo pisen las demás, dándole empellones a la ubre de la madre para extraer
su alimento...¡Hay que crecer!




¡Qué tierno...!




Al fondo del recinto hay un apartado (supongo que es donde encierran a las
"cabras locas") que de entrada tiene una auténtica angarilla autóctona 
fabricada con elementos del entorno (mejor que una cancela).
Las cabras, propensas a "tirar p'al monte", tienen coartados sus deseos innatos
de fuga. Lo impiden las taramas colocadas convenientemente sobre el muro.



A estas las han puesto a pensar. Así es como se le llama modernamente
cuando se manda a un niño en la escuela o  la guardería, al rincón castigado.




"No es pasión de madre, pero mi hijo es el más guapo del rebaño."




Cristóbal continua con su labor. Espero no ser un estorbo.
La imagen pintoresca que está llamada a la extinción si no se facilita 
la labor de los pastores, me recuerda cuando de pequeño en Barría
Mateo y Piñero intentaron enseñarme a ordeñar. Tarea difícil para los que sólo
saben teclear en una máquina. Que fácil es conseguir un queso o un yogur de cabra
en el supermercado y que difícil es hacerlos.



Entre porción y porción de pienso, Cristóbal nos cuenta algunas historias anecdóticas...
"No contentos con haber perdido la guerra de la Independencia, los franceses probaron
otra técnica de conquista: Vinieron a quedarse con nuestras leches en los años ochenta.
La base la instalaron en Grazalema y empezaron a pagar más que nadie por el oro
 de las ubres de nuestras cabras. Decían que la leche de nuestras autóctonas era especial. 
Incluso se la llevaban cuajada a Francia para ligarla con sus leches.
Cuando acapararon todo el jugoso líquido, empezaron a bajar el precio por litro.
  La gente no es tonta; cuando se dieron cuenta del truco, se volvieron 
las gaditanas a hacer tirabuzones, esta vez, lácteos y los franceses tornaron 
nuevamente, con el rabo entre las piernas, a su país."



Cristóbal nos muestra orgulloso los restos del chozo que está junto a la "majá".
"Aquí nació mi abuela Ramona, la que se casó con el heredero del Herrizo, mi abuelo."
Eran otros tiempos más sufridos, pero como era lo cotidiano, nadie caía en la cuenta
  y todo el mundo aceptaba su realidad como algo normal.



"Y aquí tenían el horno para cocer el pan, junto al chozo cubierto de atucha.
Hace más de cincuenta años que aquello pasó a la historia. Todo se derrumbó."
(Cristóbal, el chozo se perdió pero la memoria de tus abuelos, gracias a
las nuevas tecnologías y Ubrique en verde, quedará para la posteridad.
¡Gracias por abrirle tu corazón a este blog que no tiene otra intención
que, lo natural y sumamente necesario para los humanos
(humano es un insulto para el resto de los seres vivos que pueblan el planeta),
se persevere de forma inteligente sin que nadie se fastidie y sin que nadie 
me fastidie, que soy muy chinchoso con las cosas de dañar
nuestra "gran casa" que es este mundo!)



Me encantan estas "visitas formales" y el contacto con la Naturaleza. 
Dejamos atrás la "majá" y vamos dirección al tajo de Aguanueva para saludar a otro
 "extraño" de la sociedad que vive en lo que iba a ser un Hotel en plena sierra
allá por los años setenta. Mientras subimos la vereda, se me viene a la cabeza y tarareo,
una letrilla tradicional que habla de cabras, ovejas, chozas, majadas...
Así que cantando, termina nuestra "incursión" de hoy.

Estando yo en la mi choza,
pintando la mi callada.
Las cabrillas altas iban
y la luna rebajada.

Vi de venir una loba
derechita a mi majada.
¡Detente loba, detente!
No seas desvergonzada.

Varias vueltas dió a la red
y no pudo sacar nada.
Al dar otra media vuelta,
sacó una cordera blanca.

¡Aúpa mis siete cachorros
y mi perra Trujillana!
Que si me la atrapáis bien
 la cena tenéis doblada...

.

4 comentarios:

  1. Ayer nos encontramos por las sierras de Villaluenga a otro de estos últimos pastores, a Diego, y un poco más arriba, por Campobuche, a Antonio, con sus cántaras de leche. Realmente tienen una vida muy sufrida con trabajo constante todos los días del año. Pero espero que esta profesión no se pierda ¡Qué haríamos nosotros sin ellos!

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  2. Así que ahora cantando...
    Manuel Cabello Izquierdo, y de tercero... ¡Labordeta!

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  3. Me ha venido un olor a cabra tremendo viendo estas fotos. Creo que un poco de humor no viene mal después de la tala de árboles. Un saludo a todos/as.

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  4. Po noé tan difícil e lordeño:
    se pone un deo ajín,
    se mete la ubrenmedio,
    y entrún poquito dempeño
    y otro poquito de trajín,
    sale la leche a má e mil
    y el trabajo queda jecho.

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