sábado, 12 de abril de 2014

A l´Aljibe con la familia

La suerte de vivir en un pueblo como Ubrique, lleva implícita la oportunidad
de salir a dar un paseíto por la sierra en cualquier momento y sin muchos preparativos.
Eso mismo ocurrió aquella tarde de domingo...
Aunque habían caído cuatro gotas, cantidad poco significativa
 para poderla sumar a la lluvia caída en Ubrique, nos dijimos...
-"¡Vámonos a l´Aljibe con la familia!" -o con parte de ella.
Para esta ocasión contamos con la compañía de dos extras de lujo...



El educado y tranquilo, "Oto"
-aquí posando en Saúcos a la bajada de Guindaleta...



y la adiestrada y nerviosa "Kiara"
-que no se estuvo quieta en todo el tiempo.



Mientras ascendíamos por la calle peligro, íbamos fijándonos en todo, lógicamente.
En lo bello y atractivo; natural...



y en lo antiestético y artificial -como la lavadora serrana, incrustada ahí, en la base de la Cruz.
Cuando menos nos dimos cuenta y sin pensarlo...



ya íbamos de la Era del Ubrique el Alto para arriba.
-"¡Chiquillo, las fotos!"







Eso, que ya estamos en plena Sierra de Ubrique, paraíso natural inamovible.
Pero para poderla disfrutar nosotros sí que requerimos de esfuerzo y movimiento.



Y que sepamos, subir a la sierra siempre mereció la pena.
¡Allá va la familia, sin prisa pero sin pausa por la marcada vereda hasta l´Aljibe!



 Camino que discurre entre escarpados riscos de afiladas aristas.
Ya Ubrique queda atrás... Se pierde por momentos.



Primera etapa... El alfanje de la cabreriza. Aún pueden verse en ese llanito,
restos del antiguo picón que ahí se hacía. Oto y Kiara... los primeros; ¡Cómo no!



Mientras los incansables van y vienen; vienen y van, ya se divisa la gran falla
de la sierra de nuestro querido pueblo, a cuya base nos dirigimos.



Ya se ve la casita de "la Jibe" -como se dice por acá.
La pendiente del terreno se suaviza y las rocas fijas al suelo se entremezclan con
la tierra cuajada de verde y fresca hierba. Afortunadamente, ¡Ya llegó la primavera!



-"¿Quiénes si no, iban a llegar antes al pilón de la puerta?"
El paraje, aunque hayamos venido "sienes y sienes " de veces,
siempre produce la misma impresión fascinante.



Igualmente también llama la atención el ansia de dejar su impronta
 por parte de los decoradores de exterior. -"¡Aquí estuvo un cafre!"



La permeable sierra deja escurrir hacia sus profundidades el agua
por eso, este sistema de acopio del líquido e indispensable elemento,
es el único que garantiza una buena provisión.



El agua se recoge en los aledaños solados de ladrillo rústico y pasa a su interior
por unos sumideros colocados estratégicamente.



Después de las correspondientes explicaciones a la familia, seguimos marchando hacia
 la siguiente y última base de la incursión -sin ir más lejos- y que es la visita obligada
 al llano de l´Aljibe. Una mirada atrás con un curioso primer plano de un buen
fragmento de "Sal de Moro" -calcita que se forma bajo enormes presiones.


El paseo a esta entrañable parte de la sierra es muy reconfortante y cada vez que
venimos, nos damos cuenta de distintos detalles de cambio.



Sucumbió la enhiesta encina que enmarcaba la entrada a la verde dolina.
Y sin embargo, la misma explanada donde tantos de muchacho
 hemos echado nuestros buenos partidos con un balón...



sigue allí esperando en el silencio y la quietud que la caracteriza.
Es tradición echar una pelota en estas ocasiones pero como somos partidarios de innovar...



para esta ocasión, hemos traído un invento australiano.
-"¡Preparados...! ¡Listos...!"



-"¡A correr!"
Por la forma del artilugio volador, la palabra boomerang debería escribirse con uve.



Desde el llano parten dos rutas una -la que vemos- hacia el Casino de los Pajarracos.



Y la otra, hacia el paso del Bombo, donde está la encina especial.
Hablando de cambios, muy de tarde en tarde, de la impresionante pared caliza
caen rocas fragmentadas. La causa es la erosión o las raíces de 
las propias plantas que en ella crecen. El caso es que no ha mucho que se despeñó
un bloque de proporciones considerables y por su forma, este humilde blog
lo ha asignado a la lista de esos seres pétreos que conforman
 los "dragones de piedra" imaginarios...



Nos referimos al "Rocachalote", de la familia de las "Rocallenas Mamiformes".
Hay también algún experto en senderos por la sierra -el sendero de Jesús-
que lo conoce como "Rocalderón". Sea como fuere, este ser imaginario,
 es inofensivo y dócil; se deja montar por cualquier otro tipo de seres y
 vive perennemente en su nueva ubicación, en el mar de piedras sueltas junto al llano de l´Aljibe.



-"¡A ver Oto y Kiara, dejadnos sólo un momento, en una pose para el "feisbu"!"
-"¡A lomos de un "Rocachalote"!"



La jornada vespertina estaba siendo tan entretenida y didáctica que
a la hora de marcharnos, Oto no quería e hizo una sentada de protesta.
-"¡Ya volveremos otra vez! ¡Anda, vamos!"



Con la miel en los labios, descendimos lentamente desandando lo andado. Por el camino,
 presentíamos que estábamos siendo observados por cotidianas moradoras...



-"¡Hay que ver cómo les gusta a estos humanos nuestro territorio!"



La vuelta la hacemos algunas veces por la ruta alternativa del paso de la Vieja. 
Allí echamos otro interesante ratito, donde alguien estuvo emulando
 los comportamientos rudimentarios de las de la leche y los cuernos.
Si miramos al filo del cortado, podemos comprobarlo, pero eso será otra historia.



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sábado, 5 de abril de 2014

Fuentes XII. La Viña Rifá

Antes de llegar a la cola del pantano, está la Viña Rifá.
 Habíamos hablado con Isabel para acercarnos una tarde y 
poder así incluir una fuente más en el proyecto
tan interesante para  nuestro querido pueblo,
con el que nos embarcamos hace algunos años.
 Ya hemos conseguido la certificación de
 Ubrique como "Villa de las Cien Fuentes".



Al llegar tuvimos que alzar el punto de vista pues no es plato de gusto
para este humilde blog -a no ser que sea estrictamente necesario-
sacar en las instantáneas los seres artificiales de cuatro ruedas que esperaban
en la explanada, a que sus dueños terminaran de comer.



En medio del campo de una de las faldas del Cerro Mulera, 
está muy bien situada la viña...



la Viña Rifá, un clásico de la restauración, en el camino al pantano de los Hurones.
Pero hoy no vamos a comer...



a lo que venimos es a buscar la fuente del agua que corre junto a ella...



y que viene de la propia haza, por detrás.



Seguimos los pasos de Antonio que dejó la regencia del negocio 
por unos minutos para atendernos.



Nos estuvo enseñando la propiedad y el aprovechamiento del agua que de ella mana.



Y después de pasar por un rústico puente tradicional de tablas para salvar el arroyo...



vimos la restaurada alberca antigua que con la reforma parece incluso una piscina.
Ahora está vacía pues no es verano aún, claro está.
Por supuesto que se llena con las aguas...



de la fuente de la Viña Rifá.



Y es claramente manatial pues el agua que surge de las entrañas de la tierra,
es la que corre por los arroyitos que hemos cruzado anteriormente.



Antonio nos contó, con la amabilidad que lo caracteriza que antes de
 que los amigos del Cerro Mulera protegieran el tollo con obra,
 en un proyecto común, en el año noventa y cinco, la fuente estaba rodeada
 de zarzalones y que su padre lo mandaba con una botijita a por agua.



Con la lluvia caída en Ubrique, ahora está lleno a rebosar...



¡Vamos, que se sale!
Antonio sigue contándonos...



El nombre tan peculiar que tiene, le viene de cuando en los años veinte, la viña se puso en venta.
Dos personas estaban dispuestas a pagar las quince mil pesetas que se pedían por ella.
Como no llegaron a entenderse...-"¡Qué si yo! ¡Qué si tú! ¡Qué si sí! ¡Qué si no!"
Al final decidieron rifarla.
Era una viña tradicional con su bodega y los vinos guardados y servidos en cántaros de lata.
 Todo el terreno por supuesto sembrado de recias vides.
Nos cuenta que venían a por el preciado néctar desde todos los campos colindantes.
Y la Viña Rifá sigue cumpliendo su cometido de servicio a los clientes.



Ya tenemos las fotos para la ficha de la nueva fuente
ya van más de cien y ¡aún quedan en el tintero algunas esperándonos!



Por lo que supone un terreno con viñas y agua, su madre,
 María Ordóñez, le decía a nuestro amigo...



-"¡Antonio, la Viña Rifá es un tesoro! ¡Cuida de ella!"
Y la verdad es que Antonio y la familia están satisfechos de continuar.



Nos tomamos la libertad de colarnos por la parte trasera y fisgonear en las entrañas
 de la entrañable venta que incluso cuenta con un minibus que puede llevar
 y traer a los que gusten de buen paladar.



Allí estaba en la cocina, Isabel bien acompañada, terminando de recoger los tiestos.
Ya había pasado la hora de comer y apenas si quedaba...



algo de postre.



Hacía algo de fresco al caer la tarde y se apetecía una confortable chimenea.
Nosotros por nuestra parte ya tenemos la que vinimos a buscar, una nueva fuente.
Así que agradeciendo la desinteresada amabilidad de los propietarios,
nos marchamos a otros lares en busca de nuevas aventuras para Ubrique en verde.



Ya sabemos de un singular enclave donde pasar una estupenda velada
 en contacto con la Naturaleza y con buenas viandas... ¡Esto... vistas!
¡Buenas vistas! ¡Qué no todo va a ser agua!



-"¡Adiós! ¡Aquí tenéis vuestra casa!"



De regreso a Ubrique, con su sierra impresionante...



no pudimos evitar la tentación de disparar unas cuantas fotos más, por el camino.


(Si quieres ver "Fuentes XI. La Haza Reguera en Fátima", pincha aquí)



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