jueves, 5 de julio de 2012

Un sueño imposible

De todos es sabido el gran problema que tenemos en nuestro pueblo con la cantidad
ingente de vehículos que poseemos. El pueblo está atestado de coches
(por lo visto somos uno de los pueblos europeos con la ratio más elevada de turismos)
Hay que agudizar el ingenio para aparcar porque ya no sabemos ni...





dónde meterlos.
Y no sólo los coches son una pesadilla...





sino que también los camiones son un auténtico problema
(Si no que se lo digan a los vecinos de Mirasierra).
El tan cacareado y necesario puente de circunvalación nunca llegó y
menos mal que se hizo esta especie de vía alternativa que vino a paliar y mucho...



 esta obligatoriedad en la cerrada esquina de "Aguaílla".





Pero no todos los sueños son nefastos y no lo decimos por el tránsito de trailers
"diariamente a diario y todos los días" que sufre nuestra población.
 Eso sí que es una auténtica pesadilla. 
Algunas ensoñaciones son dulces e inexplicables como la que tuvimos la otra noche.
Lo que vivimos en la fase rem del sueño fue que...





los coches habían desaparecido de nuestras calles...





y de nuestras plazas, siempre atestadas. Sólo algún "amotillo" por algún rincón y nada más.
Muchos sueños son azarosos pero aquél era sosegado, digno de una mente tranquila.
Era una de esas noches en las que las sábanas no se arremolinan...






sino una noche en la que dormir para soñar, merecía la pena...





con tanta amplitud de campo. Soñamos con un Ubrique parecido al de los primeros años
de la década de los setenta, los últimos tiempos de los aldabones para los burros;
con otras épocas más serenas y tranquilas. 
Tiempos en los que a las aceitunas "zajás", se le hacían los cuatro cortes con una navaja.





Con la fase dos del sueño ligero, cuando disminuyen tanto el ritmo cardíaco como
 el respiratorio,  paseamos tranquilamente por las calles del
 casco antiguo que ya no las reconocemos sin coches arañando con sus
carrocerías, las paredes y haciendo peligrar a los viandantes. 





La calle Botica, laTrinidad...
 el mundo onírico nos ofrecía la oportunidad de admirar
esta estampa entrañable y deseada para una tranquila y apacible, vida de pueblo.





La calle Toledo, tan ancha y pancha...





de principio a fin.
Aún soñando parecía mentira poder caminar sin el sobresalto del rugido
de los motores continuamente expeliendo veneno por los tubos de escape,
así que seguimos caminando como en una nube...






por la cuestecilla del comienzo de la calle Jesús.
 Seguimos disfrutando del sueño sin coches, 
pero algo nos decía que pronto daríamos de bruces contra ellos.
 Continuamos adelante por el Jesús...






pero no, la maravilla continuaba. 
Las personas podían estar en la calle sin tener que apartarse al paso de los chasis metálicos.
 De los autos sólo quedaban sus deposiciones aceitosas esparcidas por doquier.





Y hasta aquí duró el bello sueño.
 Fue uno de esos en los que estás deseando despertar para contarlos.
 Un sueño imposible en el que, como no había coches...




no hacía falta para nada la grúa -depredador artificial de esas especies.
 Y lo más maravilloso de todo es que no había seres de cuatro ruedas aparcados...




ni siquiera en la peatonal plaza de la Verdura que lucía esplendorosa con tales
 proporciones. Bien podría servir como escenario de películas.
El placer es efímero y fue poco a poco...






desvaneciéndose. Nos sentimos traicionados por Morfeo pero no es culpa suya.





Nuestro querido pueblo no puede vivir sin sus coches, motos y camionetas.
 Ubrique tiene su realidad que sólo podemos ignorarla en sueños.






Pasemos por la calle que pasemos -mientras no tenga pivotes...






está rellena, sin espacio apenas para los transeúntes
y muchos, al aparcarlos, dicen literalmente "a mi plim".






Peligrosas y repletas vías que ponen a prueba la pericia de los conductores y
en continuado riesgo a los viandantes.






Una tras otra, las calles vacías del sueño imposible van tornando a su inevitable realidad.






Hemos aprendido a convivir con ellos, llueva o haga sol; haga frío o calor.
Los coches se volvieron imprescindibles en nuestras vidas...





y hasta que no los inventen como los que salían en Goku que se podían guardar
en una cápsula de bolsillo, tendremos que adaptar con paciencia y tolerancia,
nuestra vida cotidiana a  esas máquinas de la vida y de la muerte.





Desde Ubrique en verde nos gustaría lanzar una petición;
 que nuestras plazas como la del San Juan...



o la Pilita Abajo, no fueran... "plazas de garaje".
Y como la realidad es la realidad, si existen los coches (las presas), 
tiene que existir por "ley natural inexcusable", su depredador...




la grúa. 
Y no vale protestar demasiado...
 ¡No haberlo dejado donde lo hicimos!
Lo que sí sería un sueño idílico es cuando llegue el día en que saquemos los coches...




de la Plaza de aparcamientos de la Verdura.
Eso sí que es un sueño imposible que se podría cambiar.
¡Soñar no cuesta nada!
(Y sólo los soñadores han podido y podrán cambiar el mundo)





.

1 comentario:

  1. También me llaman poderosamente la atención las calles sin coches, y un día se me ocurrió aparcarlos a todos en un inmenso llano en las afueras y sólo dejar circular a los servicios, el que te trae la compra y el que te trae de tu coche y te lleva a él para que puedas viajar... Soñar no cuesta nada. Y zajar las aceitunas con la navaja es un placer

    ResponderEliminar