martes, 14 de mayo de 2013

Fuentes VIII. Los Calzones del Garciago

Cuando el tiempo atmosférico dice ¡Agua va! como lo ha hecho este año,
todos los manantiales brotan con fuerza renovada y nosotros,
los "cazadores de fuentes" salimos a campo abierto a buscarlas para
fotografiarlas, marcarlas en el mapa y catalogarlas. Con ese hecho hemos
conseguido el certificado para Ubrique como la "Villa de las Cien Fuentes",
dentro del proyecto "Conoce tus fuentes" de la Universidad de Granada.



El manantial protagonista de hoy es uno de los emblemáticos de nuestro término municipal.
La vez anterior anduvimos muy cerca -la finca del Papa- quedando pendiente
pero en esta ocasión, ya no escapa a nuestro objetivo.
Las aguas de los Calzones del Garciago corren por la ladera pedregosa abajo,
terminando por juntarse todas en el curso del arroyo del mismo nombre.



 El manantial debe su toponimia a que está situado justamente debajo de los tajos sobre
los que hallábase enclavado el poblado nazarí de Garciago.
Cuando antaño preguntamos el por qué del calificativo Calzones, nuestro padre don Manuel,
con su lenguaje sencillamente sabio, nos respondió que el agua brotaba...



como si fuesen las dos piernas de un imaginario pantalón que tenía la Sierra.
 La pernera izquierda, intacta y natural...



y junto a ella la pernera derecha, perforada en un intento municipal de buscar agua
para siempre en una surgencia estacional que emana sólo cuando la sierra está empapada.
Si no sirvió el invento, bien podrían retirarse los restos de la fallida empresa que
a todas luces impactan estéticamente en este enclave privilegiado.



Grandes piedras permiten cruzar al otro lado de las turbulentas aguas.
Allí encontramos la vereda real que viene desde Ubrique por debajo de los Poyatos.



Con tanta pluviosidad tragada por nuestra sierra y como dicen los antiguos que
el agua no tiene "huesos", ésta busca incansable su salida por todos los riscos
de afluencia del extraordinario manantial...



moléculas de hache dos O que se camuflan entre el intenso follaje...



 buscando el mismo curso que sus hermanas gemelas.
El agua sólo nos deja capturar su nítida imagen, escudriñándola...



entre las piedras.



Agua cantarina que culminará su estrepitoso repertorio cuando remanse en los Hurones.



El Garciago es un paraje idílico apto para espíritus sensibles...



en un enclave único, virgen e inmaculado al que necesariamente, "amenazamos con volver".



Tornamos por nuestros propios pasos entre los cahilones chorreantes, 
no pudiendo suprimir el impulso...



de darle al clic, una y otra vez en un intento de almacenar aunque fuese en la retina, tanta 
agua fresca. Tanto líquido vital surgido de las entrañas de nuestra querida sierra de Ubrique



De vuelta, algo nos llama profusamente la atención por detrás de una palmicha.
Por el color pardo no parece otra cosa que...



¡Lo que sospechábamos!
Una cabrita montesa recostada sobre un mantito verde con la cabeza apoyada...



sobre una dura roca.
-"¡Oye, cabrita...!
¡Tú que reaccionas con la huída impetuosa ante la vista del ser humano!
¡Tú que te muestras reacia ante nosotros porque no te fías ni un pelo...!
¿Por qué te quedas quieta y permites que te plasmemos tan de cerca?..."



-"¡Es que... Es que estoy enferma...
La sarna que habéis desarrollado con vuestros absurdos inventos,
hace que no pueda con mi cuerpo. ¡Voy a morir!"



-"¡Venga, linda cabrita! ¡Haz un esfuerzo! 
¡No sabemos cómo ayudarte...!
¡Anda, cabrita preciosa, levántate...!"



-"¡Si es que... No puedo... No puedo...!"



¡Esta enfermedad que nos está diezmando, me absorbe la fuerza vital...!



¡Me rindo...! ¡Aquí esperaré a mis hermanos los buitres leonados...!
¡Al menos, mi absurdo final servirá para algo...!"



-"¡Madre Naturaleza...! ¡Madre sabia y generosa...!
¡Ya no podremos saber si lo que haces manar por nuestra dañada Sierra 
son aguas o saladas lágrimas porque...



¡Tendríamos que haber probado...



el posible amargo llanto de los Calzones del Garciago!"



Normalmente volvemos airosos, pletóricos y contentos de cualquiera de las
 incursiones (sin ir más lejos) que hacemos con Ubrique en verde pero de ésta,
 nos queda el amargo sabor de la congoja y la impotencia.
La Sierra de Ubrique es un buen motivo para pensar seriamente en su enclave...
Está en el único mundo conocido donde pueden existir, 
por un lado, el agua -preciado elemento-
y por otro, las inocentes cabritas montesas que no tienen culpa de
 que los humanos seamos tan devastadores. 
Hacia afuera, en el espacio, no hay nada que sirva para la vida.
¡Nuestra vida!

(Dedicado a nuestros queridos compañeros del Partido Animalista- PACMA)


(Si quieres ver "Fuentes VII. La finca del Papa", pincha aquí)



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1 comentario:

  1. ¡Qué fea la arqueta de ladrillos del Garciago! Un manantial tan chulo en un entorno tan impresionante no se lo merece.

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