sábado, 24 de agosto de 2013

La Curva de las Pitas

Durante la inocente infancia, nos llamaba la atención aquel 
sonido reiterado que se usaba como llamado a la pitanza de las gallinas.
 Ubrique, siendo pueblo artesano por excelencia, 
siempre tuvo relación con actividades rurales.
 ¿Quién no tiene o conoce a alguien que tenga un campito con gallináceas?
Las preguntas eran bien sencillas... 
¿Por qué se apelaba a las ponedoras mientras se esparcía el grano
 al alcance de sus picos, con la misma palabra repetida (¡Píiiiitas, pitas, pitas, pitas!)
que se usaba para designar también a esta planta tan familiar y que 
por experiencia, la cautela imperaba al acercarnos a ellas?
¿Qué tenían que ver las gallinitas con estos llamativos vegetales?



Tradicionalmente siempre se vieron piteras cerca de las casas de campo,
 lo que nos puede llevar a pensar erróneamente en su origen.
Lo que llamamos pitas,  son agaves americanas y las trajeron desde México
 hasta Europa, en el mismo siglo en que se construyó el San Antonio de Ubrique...



 siendo una estampa familiar en nuestra sierra con sus grandes hojas que 
crecen desde el suelo. Son de color azulado-grisáceo, carnosas y cargadas de líquido. 
Por su forma alargada dicen que son  lanceoladas, 
pero algunos pensamos que lo de la lanza es por lo que
 tienen en la punta que más vale no clavarse.



Las pitas se plantaban junto a las casas rústicas porque ofrecían varias utilidades pero han llegado a volverse tan "inútiles" que hemos llegado a condenarlas. 
Citamos textualmente...

-"Debido a su potencial colonizador y constituir una amenaza grave para las especies autóctonas, los hábitats o los ecosistemas, ha sido catalogada en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, aprobado por Real Decreto 1628/2011, de 14 de noviembre,
 estando prohibida en España su introducción en el medio natural,
 posesión, transporte, tráfico y comercio."

 Y no contentos con eso, empleamos contra ellas la fábula del "Mal por bien"....



ensartándolas sobre sí mismas, con su duro y afilado ápice...
 


o cortándolas por lo sano sin más; sin recibir nada a cambio, en un acto puramente estúpido.



Aquí "apreciamos claramente" como estas invasoras pertenecientes a la familia
 de las Agavaceaes van a dejarnos sin algarrobos ni lantiscos.
"¡Por eso hay que destruirlas!"
¡Qué pronto se nos olvidó que su jugo era un buen laxante y
 excelente remedio para las enfermedades de colon 
-¡No! ¡De Colón no! ¡ Él fue quien la introdujo aquí!
 ¡Aquí en Ubrique no, en España que Colón no se coló en nuestro pueblo!-
 de colon -ese tubo intestinal que acaba donde la espalda pierde su honesto nombre.
 ¡Qué pronto se nos olvidó que, hasta que aparecieron...



las fibras acrílicas, todos tirábamos de la guita de pita!
 La cuerda se fabricaba con el sisal -fibras resistentes que
 dan consistencia a las peculiares hojas.
 Pero tanto hemos estado tirando de ella que
 al final también se romperá.
No obstante, Ubrique en verde va a lanzar una proclama...
¡Salvemos las pitas!



¿Qué culpa tiene nuestra protagonista de darle ese toquecito americano
 a nuestro querido Paso Indio? Por ejemplo.



Igualmente, en esta toma también se "aprecia claramente" que
 la malvada pita doblega a las demás plantas y...
"¡No deja crecer ninguna a su alrededor!"



Da la impresión que los que hacen las leyes y demás, se han pasado un poco 
con el dichoso Real Decreto 1628/2011, de 14 de noviembre,
catalogando a esta integrada parte de la estampa de nuestros campos,
 como algo parecido a una alienígena.



Quitando lo de sus pinchos protectores, es una planta inofensiva... 
¡Ella está allí, quieta, como plantada! ¡No ataca a nadie!
Y sólo florece una vez en su vida. Es un fenómeno llamado monocarpismo.
Cuando es adulta eleva desmesuradamente...



lo que aquí llamamos el pitaco. 
A los días la planta fenece tras dejar mustiar coloridas cápsulas trígonas amarillas, 
pero deja miniaturas desde la raíz de ella misma, rodeando su sequedad. 
De toda la vida, estos pitacos han sido usados...



para hacer largas y útiles escaleras, usando generalmente como travesaños, palos de acebuche.
En nuestra opinión, contar con las pitas es un privilegio.
 Estas plantas todoterreno se amoldaron perfectamente a nuestra montaña 
y si son tan abrasivas, bastaría con un poco de control 
por parte de los agentes forestales y asunto concluido.
 Al fin y al cabo la Madre ya está suficientemente adulterada,
 precisamente por nosotros, los "bípedos pensantes"
(que nos pegamos dos... eso en ella y no pensamos más que en nosotros mismos).



La estampa de las susodichas embellecen la silueta del Tajo del Moro.



Ocurrris en el Salto de la Mora, no sería lo mismo sin ellas.
Y si tienen que aplicar cierta y estrictamente,
 el Real Decreto 1628/2011, de 14 de noviembre
que las tilda poco menos que proscritas...



a ver que vamos a hacer con la nomenclatura de una famosa 
curva de Ubrique más abajo de las Cumbres, a la entrada del pueblo, después de ésta.


¿Cómo le vamos a tener que llamar...?
 ¿Curva de las Plantas Exóticas Invasoras?
¿Curva de las Perseguidas Agaves Americanas?
(Según el Real Decreto 1628/2011, de 14 de noviembre?



Por lo pronto y mientras se resuelven las dudas, se retiró
prudentemente, la cerámica que indicaba "Las Pitas"en el otro poste.



Porque ésta fue siempre la famosa y genuina "Curva las Pitas" ubriqueña.



No es una curva trazada hacia la derecha -dicho en español. Como podemos apreciar,
 primero la señal y después la planta, "Curva las Pitas".



Su trayecto es hacia la izquierda, como si fuera en inglés. Igualmente podemos observar
 el detalle antes de la propia y pronunciada Curva; primero las Pitas y después la señal. 
Así que sería en inglés, "Agaves American Curve".



Existe una remota posibilidad que para el fomento del turismo en Ubrique, 
la famosa curva de entrada a nuestro bello pueblo adoptase esa nueva etimología...
"¡Agaves American Curve!"
 (Incluso podría despistar a los leyistas)
Volviendo a los comentarios del comienzo de la entrada sobre
 el qué tenían que ver las gallinas con las pitas, 
creemos haber encontrado una relación.



Por nuestra Curva legendaria siempre han pululado las señoras y señores de la cresta.
 Como si las pitas, pitas, pitas, pitas, las llamasen a escudriñar con sus picos, sus aledaños. Pero si se impusiera el nuevo nombre inglés, tendríamos que cambiar las gallinas castellanas por pollitas americanas y no creemos que eso sea muy del agrado del dueño.
 ¡Lo decimos por el tamaño de los huevos!



No sabemos si la Sabia de la Curva las Pitas, sabía lo que se le avecinaba a sus
 queridas plantas que daban nombre a su pequeño barrio, lo que sí es seguro....



es que, aunque las agaves americanas que se sembraron en el lugar, durante la eterna obra  de la Curva que llegaba hasta el Mirador de las Cumbres (en la ruta de los Miradores),
 fuesen de otras especies de la misma familia de las pitas, pitas
(más de doscientas distintas y no estamos llamando a las gallinas) 
 que originariamente dieron lugar a la obvia toponimia, pues pitas son...



todos nosotros... los vecinos y Ubrique entero, decidimos que,
 pese al real decreto etc, etc, etc,
 nuestra peligrosa curva de entrada al pueblo 
  (hay que cogerla en segunda con el coche),  
siga ostentando con orgullo,
 el nombre que le otorgaron nuestros venerados ancestros.
¡Qué dure muchos lustros llamándose así!

(¡Qué es eso de planta invasora ni ocho cuartos!)



.

5 comentarios:

  1. ¡Muy buenas fotos, hermano! La verdad es que en la sierra nos han echado muchos cables las pitas y los pitacos, además de para escaleras yo he visto saleros, huroneras y hasta macetas hechas con pitacos.

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  2. Bueno amigos, acabo de leer esta calentita (por recién editada y por su mensaje) entrada reivindicando las pitas ubriqueñas, y por extensión serranas. Tengo que disentir con vuestro mensaje sobre "salvar las pitas". Entiendo que se planten-mantengan las pitas de nuestros jardines como especie ornamental, y junto a casas y cortijos ya que sirvieron (como bien decís) como recurso para faenas del campo. Pero las pitas que invaden un espacio natural deben erradicarse como promueve el real decreto. Contra esta planta no existe herbicida que valga, solo el arranque manual, algo muy costoso cuanto mas agaves crezcan. Además, como apuntan los expertos, se corre el riesgo de promover daños como: desplome de construcciones y tendidos, colapso de conducciones de agua, obstaculación de caminos y veredas, encarecimiento de programas de restauración y conservación de ecosistemas, pérdida de interés turístico o científico por el declive de la biodiversidad... En definitiva: la devaluación de un espacio natural.
    Además están los costes culturales difíciles de evaluar: como ejemplo tenemos los casos en los que el ágave ha transformado el paisaje autóctono en el paisaje convirtiéndose en la imagen habitual de un Parque o Comarca. Esto ocurre ya en Cabo de Gata (lo he vivido recientemente) y en parajes de Baleares y Canarias.
    Ya sé que tratáis vuestros temas con una gracia especial y bien ilustrados de imagenes singulares. No cambiarle el nombre a la curva (y menos al inglés) ni arrrancar esos jardines. Pero sería estupendo que desaparecieran los ágaves del Paso Indio, del Tajo del Moro y de Ocurri. Cada plantón de ágave quita el sitio a un algarrobo, o a una encina, o a un alcornoque, o a un pinsapo. Bueno, con este último ejemplo estoy exagerando pero...

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    1. Gracias, Jose Manuel. Desde luego que aquí en nuestro pueblo no podemos hacernos bien a la idea de eso que tan magistralmente expresas. Pensándolo bien, tiene a ser un tema parecido a lo de los venados y jabalíes que tantos quebraderos de cabeza están dando en el parque de los Alcornocales y no precisamente por culpa de ellos. La entrada como bien has dicho, al estar dedicada a la Curva de las Pitas no intenta quitar importancia al problema real de dicha planta, junto a la que nos hemos criado por suerte o por desgracia. Reiteradas gracias por tus imprescindibles en este tu blog y bienvenidos comentarios. Saludos.

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    2. Es que precisamente vengo de Cabo de Gata y allí es una plaga. Costaria millones (que no hay) erradicarlas. Aquí tenéis un seguidor fijo de Ubrique en Verde y toda la saga de blos de los Cabello. ¡¡Nos vemos!!

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  3. Brindaré con sal, tequila (de ágave, claro) y limón por una buena solución

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