No es ningún gigante de piedra acostado en la sierra, junto a la cueva de la Vieja,
y echándose una foto en el pie izquierdo, no.
Es uno de esos caprichos naturales que, como tesoros, tiene nuestra querida sierra.
El de abajo es un servidor para que nos hagamos una idea.
(Ya iremos descubriendo más secretos de nuestra sierra, como los dragones de piedra)
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