El colegio de infantil y primaria más longevo de Ubrique, cumple este año medio siglo.
Diez lustros en los que lo más primodial dentro de sus instalaciones han sido las
"cosas de niños", entendiendo que cada época "ha cantado" con su propio estilo educativo.
No hemos hecho referencia en el texto a la fecha de su inauguración.
Excesivamente obvia por un lado y por no ser repetitivos en exceso,
con ciertas fechas sospechosamente memorables.
con ciertas fechas sospechosamente memorables.
Como colegio recién estrenado, había que advertir a los conductores de
los poquitos coches que circulaban en ambos sentidos por el corto trayecto con
el que contaba la incipiente avenida de España de entonces. La arteria comercial
principal de nuestro pueblo acababa en el reciente edificio de Correos y Telecomunicaciones.
Más abajo era terreno de frescas huertas, siendo la de Morilla la que más recordamos.
Así que se colocó en un lateral de la fachada del Andalucía (de "el cine en Ubrique"),
una flamante señal triangular de aviso de peligrosidad infantil (chiburraleas en desbandada).
Cinco décadas cual mochila a la espalda, transforman una señal lustrosa,
en un ruinoso adefesio digno de ser conservado por ser una curiosidad histórica.
En una época de marcada heterofobia en la que imperaba la separación por sexo,
los Grupos de los Callejones -así llamado entonces- se dividía en dos alas.
los Grupos de los Callejones -así llamado entonces- se dividía en dos alas.
Por una parte, el Golondrón. Obviamente para los chicos...
que eran llamados a filas con su campana...
sin dar tiempo nunca de entrar en el servicio exclusivo siempre perfumado,
ni para "mayor", ni para "menor".
El Golondrón contaba con su patio de recreo. El marro, el pañuelo, las canicas...
-¡bueno, los bolindres!- o el espectacular trompo, con la pulla de acero en lo de Martel.
-¡Qué increibles recuerdos!
Como intentaban inculcarnos eso de sentir temor o desagrado hacia las personas de sexo contrario, las niñas iban al otro ala de la escuela que por pura casuística...
contaba igualmente con su aseo particular -en eso no hemos cambiado mucho...
y como no, con su campana para la llamada de las féminas a la Golondrina.
En su patio, ellas jugaban a otras cosas más dulces y menos jadeantes que las de los zagales.
Las estampas con las cajitas de pastillas carminas,
la comba (siendo favorito el saltar a "Cole, colección una")
o el tocadé, pintado en suelo con un yesote, eran los principales en el ranking de las coletas.
"Los niños con los niños, las niñas con las niñas", era incluso el título de una canción.
Menos mal que con el tiempo, se desmontaron las vallas que separaban los dos patios.
El primer director.
Las leyendas urbanas contaban que por detrás de su casa, en el Prado,
se aparecía el tío del saco. ¡Qué miedo!
Los primeros profesores...
de izquierda a derecha, Rafael Rubiales Castro, Antonio Domínguez Domínguez, eran los llamados profesores idóneos es decir personas que no tenían el Magisterio terminado pero
que tenían unos conocimientos y una formación adecuada "idóneas" para poder enseñar
en los colegios. Los profesores son Antonio Moreno Jaén y Juan Luengo Muro,
entonces profesores interinos, es decir, que aún no tenían las oposiciones y
por tanto carecían de plaza en propiedad.
Aquella fue una época de técnicas educativas que resultan tétricas en la actualidad.
Frases lapidantes como "¡Quién bien te quiere te hará llorar!" o "¡La letra con sangre entra!",
pululaban en la atmósfera seria y solemne de las severas clases magistrales.
La persona, en el más amplio sentido de la palabra, estaba relegada al ostracismo.
A los niños con problemas de nerviosismo, no se les atendía con apoyo psicológico...
¡Se les metía entre pecho y espalda una infusión de adormideras y listo!
Esta era la clase de Don Luis Amor Rebollo. En ella, un puñado de asustados chiquillos,
comenzamos a entroncar con los primeros albores, en la cultura.
Esos primeros momentos nunca se olvidan, de ahí su importancia vital.
Don Luis tenía como todos los demás, sus propias y extendidas reglas...
Cubrirse en enquistadas filas antes de entrar a la clase.
Estar quietecitos y derechitos en la banqueta pero con las "manos a la vista".
Lijar los pupitres de madera de los mamarrachos dibujados en ellos.
Teníamos a la fuerza que asumir las lecciones y... ¡Ay de aquél...!
que no se aprendía las tablas cantando ¡una por una, una...!
que no se aprendía las tablas cantando ¡una por una, una...!
En su defecto el aliciente para su aprendizaje era fácil...
mientras más nudos tenía la "regla"...
¡mejor y mas pedagógico era!
Pero existía otra que era la reina del orden.
Nos referimos a la que se le temía como a una vara verde...
¡La palmeta de goma!
¡Esa sí que nos ponía firmes!
Muchos íbamos a la sierra en busca de las cebollas "morranas" para intentar
mitigar el dolor en nuestras hinchadas manitas de niños de seis años.
¡Impensable en los tiempos actuales!
Pero aquellos tiempos de reglas estrictas y calabazas...
poco a poco fueron pasando y aquella educación de color gris...
claudicó en un curso escolar clave en la historia.
El color iba a formar parte por fín, de la educación.
La democracia, cuentan que llegó a las aulas...
y la Escuela se transformó en un espacio de "calma sosegada".
La culura y el deporte imperaron.
El buen juicio, la creativadad y el raciocinio, habían superado a la palmeta (la regla).
Ahora la educación es más productiva.
Es más amplia y provechosa y los docendos pueden
manifestarse sin ningún temor ni vergüenza.
En la fachada trasera de los Grupos,donde está la cerámica
de la peculiar fecha de su inauguración, hay...
una placita, con naranjos y unos bancos.
Un rinconcito donde la juventud actual a veces se reúne
para manifestar sus inquietudes tanto culturales...
como artísticas, cual auténticos decoradores de exterior.
Un lugar ideal para exteriorizar su espíritu incipiente en el banco...
y la rebeldía en la pared.
Pero sólo añadir un apuntito... Da la impresión como si la tan añorada libertad
de otrora hubiere trocado un poco, en libertinaje. Pero...
a pesar de todo, no queremos y lo proclamamos a los cuatro vientos
que la antigua "regla" vuelva a las andadas.
Y aprovechando que ya no pueden darnos con la palmeta
-llamada así porque servía para golpear en la palma de la mano-
por las travesuras, hemos osado
-y no diremos cómo-
montarnos sobre el voladizo de los porches,
sin otra intención que...
saber cual fue la fábrica sevillana que hizo la cerámica del quincuegenario rótulo con
el nombre del mítico colegio... "Grupo Eslorar Victor de la Serna y Espina".
Es muy probable que desde el comienzo de esta entrega onomástica, nos estemos
preguntando eso de quién sería ése que tiene la Espina al final pero nos da la
impresión que tal intringulis sin duda por nuestra parte, fue otra historia.
Enhorabuena a todos los alumnos, profesores y demás personas que han formado
parte de la ilustre historia de nuestro imperecedero centro educativo.
¡Dos mil seiscientas semanas no se cumplen todos los días!
.
Muchas gracias, Esperanza por este artículo sobre nuestro Colegio... Nos hace conocerlo un poquito mejor porque quererle más creo que ya no puede ser... GRACIAS!!!!!!
ResponderEliminarNo se si esta entrada es de Manolo o de Esperanza. Pero ambos dos son ambos y dos excelentes blogueros. Esto me obliga a recordar, digo me obliga porque ya me cuesta retroceder en la memoria, mi primera etapa estudiantil en el Colegio de los Salesianos.Algunos ramilletes de recuerdos: Curas buenos y cura malo, muy malo (D. José), pupitres de madera a los que se le levantaba la tapa, aquellas gomas de borrar que olían a nata o fresa, ya hoy no huelen porque dicen que los infantes se las pueden comer atraidos por el olor, yo me las comía y aquí estoy....ahora caigo, quizás ese sea el motivo por el que tengo borrado tantos recuerdos.Un día me encontré un camaleón en el jardín del patio (me imagino que ya estará muerto, o nó). Lo que nunca se me olvidará es la cara sonriente de mi madre cuando venía a recogerme. Te quiero mamá.
ResponderEliminarMuriel, la entrada del Víctor es de tu admirador que suscribe. Es que mi hermana lo tiene hermanado con el blog hermano -el lila- y el "feisbu", del cual carezco. Como siempre gracias de mon coeur por tus inapelables e insustituibles aportaciones a este tu blog. Un abrazo.
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