miércoles, 26 de septiembre de 2012

El depósito de la Cornicabra


Cuando nos dimos un paseito por la sierra allá por el mes de junio,
 fuimos dejando atrás lugares emblemáticos de nuestros agrestes contornos. 
Ubrique pueblo ha cambiado y mucho, en más de medio siglo;
lo que no lo ha hecho, salvo algún que otro derrumbe, son las rocas de su montaña. 
Para ella, el tiempo que rige su destino, es otro...
-la edad geológica-



Lo que sí hay es más vegetación. Ya no se limpian los lantiscos para hacer picón.
 Es una suerte poder disfrutar de ella tal y como la disfrutaron
(o sufrieron, según se mire) los abuelos de nuestros abuelos.
Allá por los años treinta se construyó un depósito por encima de los tajos
que coronan el nacimiento más importante de nuestro pueblo, para dar abasto
del indispensable líquido, a la emergente población...



el depósito del Cornicabra (aquí lo vemos tapándose tras los pinos, desde los Olivares).



No sabemos a quién se le ocurrió la idea  de sembrar a su alrededor los pinos piñoneros que
no nos dejan ver su peculiar porte. Si cada cosa estuviera en su sitio y los pinos estuvieran
en las breñas que es su lugar, otro gallo nos cantaría y... 



seguiríamos teniendo su majestuosa estampa presente como en los años cincuenta o sesenta.



Sólo desde la Cruz del Tajo podemos apreciarlo en su integridad. 



Por pura casualidad tenemos que subir los escalones de la calle Cornicabra para ir
al depósito (de eso entendemos bastante).
O podemos hacer la entrada Higueral arriba por la calle Libertad.




Hace algún tiempo, esta cancela de acceso era abierta diariamente por José Valle, 
"el Largo" (José el del depósito) que mantenía cuidado con su labor minuciosa...



los parterres y rincones del perímetro. ¿Sembraría él los pinos augurando modernidad?
La subida es un camino en zig zag que...



desemboca en el más antiguo de los acumuladores hídricos de Ubrique.



Una sencilla construcción civil con algunos detalles fabricados...



sobre todo en roca caliza, de aquí... los achiques para la lluvia o las marquesinas.



Es una construcción con un único objetivo. Una vez dentro...



y protegido por una cámara separatoria...



se van renovando continuamente medio millón de litros de agua que son
bombeados previamente del Nacimiento desde la estación elevadora de la Parra cuando hay
agua en invierno. Cuando el nivel hídrico disminuye, se llena directamente de los
pozos sondeados en el Rano a tal fin.



No es por nada pero dejar una piedra tras otra de esa guisa suponemos
 que lleva unas horitas de buen hacer y trabajo.
Vamos a subir a la parte trasera y de camino podemos ver...



restos de edificaciones anteriores o coetaneas, en su periferia...



hasta llegar a esta plazuela que es el techo del depósito. Aquí vienen subrepticiamente niños
 y no tan niños a hacer de las suyas. 
La imaginación es libre... lo que sí podemos decir es que una vez llegamos a
bajar al pueblo un carro grande de esos de los mercados.




Y como no, por hacer daño todo vale que para eso están los decoradores de exterior.
 En este caso, lo que no queda muy claro es si han 
pintado el nombre de lo que es por si alguien no sabe que eso es una torre o si son 
independentistas (que eso está de moda ahora) de la calle Sanjurjo que al ser
una calle con dos nombres desean la Torre libre. El caso es que es una guarrada de 
mentes catas e insensibles y bien podrían hacer lo mismo en el salón de su
casa para que sus madres les rían la gracia.



Incluso llegan a hacer fuego junto al depósito poniendo en riesgo los especímenes 
arbóreos de la zona -como ese eucalipto- poseedores de un importante
 contenido potencial en oxígeno para nuestros pulmones.



Al depósito se puede acceder sin problemas desde la Calera en el camino de Ronda
por ese sitio al que podríamos llamar "vereda de circunvalación"...



aunque cuando nos dimos el paseito por la sierra, llegamos al depósito por la encrespada
maleza de la parte superior bajando del llanito de los Cochinos.



y con cuidado porque algunas plantas pinchan -de eso también entendemos bastante.
A la lista de plantas podríamos sumar estas tunas y la...



 zarzaparrilla, ésta de la izquierda que quedaron atrás.
Merece la pena ir al depósito aunque sea por entrar en contacto directo con un paraje
cargado de iones positivos en plena naturaleza y en un marco encantador de fácil acceso.



Pero si somos de pies ligeros y con "culo de mal asiento",  partiremos desde él en busca de
otros lugares mágicos de nuestra sierra de Ubrique, en una nueva de las innumerables
"incursiones" por los contornos del pueblo... sin ir más lejos.



Y para ello qué mejor que tomar el camino de subida que traen los tubos de bajada del Rano.
En su día fueron inteligentemente integrados forrándolos de piedra caliza y nos sirven de 
espléndida vereda que nos dirigirá a nuestro próximo destino 
siempre y cuando seamos respetuosos con el entorno y teniendo en cuenta que es propiedad.



-Nota del autor en Junio de 2015-
La hora de la limpieza llegó. Ya se puede disfrutar desde lejos de la vista de nuestro
carismático emblema en, Los pinos del Depósito -por supuesto en Ubrique en verde.




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