viernes, 20 de septiembre de 2013

El Niño del Peñón anima y orienta.

Durante las jornadas previas a la feria de Ubrique que 
este año nos han traído "Recuerdos de luto",
 se han celebrado en nuestro querido pueblo distintas actividades,
 tanto lúdicas como culturales, bastante interesantes. 
Entre ellas podríamos destacar la "Expo Verdura 2013 de Maravillas con cerillas"
 o el III Concurso de pintura rápida al aire libre. 
Pero en la presente entrada nos vamos a referir a un acontecimiento acaecido
 una apacible noche veraniega y que tiene que ver con uno de
 los emblemas naturales dentro del Casco Antiguo...



el Peñón de la Becerra que sobresale de las casas en la calle Sanjurjo... 
¡Bueno, borra borra! 
Que es la Torre pues se trata de una calle con dos nombres.
 Este singular peñón no es el único famoso dentro del término, 
así que Ubrique en verde va a aprovechar para hacer referencia de ellos 
porque vendría a colación con el tema de la ponencia de hoy. 
Empezamos...



Estampa singular en lontananza es el peñón del Berrueco junto a Ubrique. 
Es la última estribación caliza al oeste del Sistema Penibético.
 Hemos elegido esta brumosa estampa para hacer crecer el gusanillo del conocimiento
 en el deseo de aquellos que no lo conozcan, para que vengan de visita.



Dentro del casco urbano se ubica un peñón a las faldas del cerro de los Olivares
 que da nombre a una calle perpendicular a la de Doroteo Rivero...



El carismático y renombrado Peñón de Lías.
(Con el Calvario de Ubrique, al fondo)



Y para renombrado, este macizo bloque calcáreo por encima de Ubrique,
 miles de veces ascendido por los chavales del barrio más alto de nuestro querido pueblo...



el legendario Peñón del Caldereto.



A las afueras de Ubrique en la carretera de Cortes, junto a donde antes había un llano y...



ahora han construido un necesario y acertado helipuerto para urgencias, 
podemos apreciar un singular peñón de forma peculiar. Nos referimos al...



Peñón de la Venta el Pájaro.
Pero... ¡No se vayan todavía; aún hay más!



Junto al curso del arroyo de las Carihuelas, emerge altivo...



el Peñón de Caro.



Y a ambos lados del río Ubrique enfrentados cara a cara,
 en el camino de Fátima, encontramos...



en la banda del Cerro Mulera, el Peñón de Camareta...



y en la banda del cerro de los Olivares, el Peñón del Poeta.
Con este entrañable nombre nos quedamos para explicar el por qué de tanto Peñón.
La verdad es que no sabíamos qué hacer o cómo emplear las fotos de los peñones
que estaban en modo espera, guardados en el cajón de reserva de este humilde blog.
El Niño del Peñón es un títere producto de la imaginación de un grupo de jóvenes...


 
Fue el protagonista de una obra titulada "Los Gamones" y en la actualidad,
es un contador de historias y leyendas de Ubrique.
Sin embargo, no es el Niño de un Peñón cualquiera de los que ya conocemos.
Es indiscutiblemente, el Niño del...



¡Nuestro Peñón por excelencia!
Para saber qué ocurrió con el espectáculo de títeres que se celebró una de
 las tardes-noches de novena en la Plaza de "semiaparcamientos" (por esa vez) de la Verdura...



va a acompañarnos nuestra preciosa Reme, que llegó al lugar con sus compañeros...



cargados de bultos llenos de ilusión, tan necesaria en el mundo infantil.
 Y como de niños y para niños se tratara, desde primera hora y
 mientras comenzaba la instalación del armazón tirititero...



la tierna infancia ya estaba allí presente y muy pendiente de los entresijos 
de la prometedora función. Reme con los cables...



Miguel con la estructura y en el escalón de la peña flamenca bilingüe
algo alborotados, estaban sentados y nerviosos, los infantes.
Ubrique en verde sabe que esta entrada le iba a dar que hacer porque
 cuando salen los pequeños, normalmente tenemos que "parcheopixelar"
 -aún no hemos aprendido a hacerlo de otra manera- sus delicados rostros
 -una pena- pero sumamente necesario para su propia protección
 en un medio tan poderoso como es el "Interné". 
Para evitar tanto "parcheopixelado", se nos ocurrió lo que
 más le gusta a los aprendices de adulto... ¡Jugar!



-"¡A ver! ¡Todos mirando hacia abajo! ¡Vaya a ser que esté por ahí el Niño del Peñón!"
 Es maravilloso comprobar la espontánea e inocente colaboración.
 A pesar de ello tuvimos que colocar dos lunares verdes.
 El de atrás necesario, a pesar de su colaboración pero el de abajo,
 se le nota en la mirada picarona que no se creía ni una palabra del tal Niño.
Ni siquiera cuando dijimos...



-"¡Todos mirando para allá, hacia la cruz de la Verdura! ¡A ver si está por allí!"
el vivales, cariñosamente hablando, no cayó pero no hizo falta ocultarle
 el rostro pues la cámara captó el movimiento de cabeza,
 pareciendo un pixelado informático. 
En este caso, el "parcheopixelado" rústico de tono verde -¡cómo no!-
 había sido innecesario.
Y jugando, jugando, cuantito se colocaron los 
primeros telones del escenario para la obra...



todos se dispusieron, sentaditos y formales en el suelo, a coger un buen sitio para la función.



La tarde avanzaba notándose en la oscuridad creciente y 
los últimos detalles técnicos estaban ultimándose.
Mientras, los peques...



continuaban pacientes sentaditos en el suelo esperando
 la hora "hache" del día "dé", de los títeres "té".
-"¡Qué empiece ya! ¡Qué el público se va!"
¡Y cuando menos se lo esperaban...!



Todo comenzó cuando el “Brujo Catacumba”  que 
-como se nota a simple vista, no era una marioneta, 
-era José- un personaje humano que aparecía durante la función- 
venía de la escuela de magia de Grazalema, pidió a los niños ayuda
 para realizar el hechizo de “Lluvia Torrencial”.
 En su olla mágica fueron introduciendo objetos que 
los niños aportaban al mago y para terminarlo tuvieron que 
bailar y cantar con el siguiente conjuro:
"Cumba Catacumba, Cumba Catacumba,
estas nubes ahora, a este pueblo inundan".
(El número de "parcheopixelados" para garantizar 
el necesario anonimato de los críos, va en aumento...)
A partir de ese momento, apareció el "tatatatatatatatarabuelo" del Niño del Peñón,
el Cabrero Currito en el campo y advirtió de que llevaba más de treinta días lloviendo.
¡Ubrique estaba a punto de alagarse!
¡Qué miedo!



 Preguntó a los niños si sabían por qué llovía tanto y ellos le contaron lo del mago.
Por este motivo visitó al Padre Buenaventura quien
tenía la solución para contrarrestar el hechizo.
 (A estas alturas de la función, tantos lunares verdes parecían una premonición de la feria...



y los títeres no íban a ser menos)



Tendrían entre todos que llamar a la "Señora de la Lluvia" para
pedirle que dejara de llover. Para ello, los niños cogidos de la mano,
cantaron la canción “El patio de mi casa” (ese que es particular).



Ella era una nube azul tan poderosa que podía decidir cuando debía llover o no.
Cuando dejó de llover, volvió a aparecer el Brujo Catacumba y 
enfadado por ver que había arreciado, decidió invocar otro hechizo, 
“el Hechizo Seísmo”. Tras invocarlo, volvió a irse pero esta vez, 
con una sonrisa malévola en los labios (¡Jijijijía, ji ji jía!)
Poco después, el cabrero, vió caer piedras de la montaña. 
Extrañado, le preguntó a los niños y estos le corroboraron que 
se trataba de otro hechizo del Mago malvado. 
¡Vuelta a avisar al Padre Buenaventura del problema nuevo que había!




Buenaventura consultó un libro que tenía de contrahechizos y
 encontró el de "contraseísmos". Los niños tendrían que adivinar cuál 
era el objeto mágico que él mismo tendría que colocar
 en tres puntos estratégicos de Ubrique. 
Para ello les propuso la siguiente adivinanza...
-"Si quieres evitar el mordisquito de un vampirito, 
hazte una con dos palitos... ¿Qué es?"




Cuando averiguaron de lo que se trataba, les dijo que construiría tres cruces
 y las colocaría en los picos del Benalfíl, la Viñuela y el Tajo; 
y se marchó a cumplir dicha misión.
El Niño del Peñón, salió para contarnos que de las tres,
 sólo quedaba la cruz del Tajo y había que cuidarla porque,
 según la leyenda, cuando caiga la última de todas, 
las piedras caerán en avalancha sobre Ubrique. 
¡Ya no habrá cruz para sujetarlas! 
En la penúltima escena vimos lo que le ocurrió al Mago Catacumba...
¡El Padre Buenaventura lo convirtió en rana, por malvado!




Por último el Niño del Peñón se puso flamenquito y 
nos cantó la estrofa del fandango que decía:
 "Ubrique tiene tres cruces
encima de sus montañas.
Tres manantiales grandiosos
que brotan de sus entrañas.
Ubrique tiene tres cruces".
Pero hubo algún mayor que  pensó que esa letrilla 
era una  auténtica canción de columpio como 
las que se cantan en Ubrique "los días de los gamones".
¿Qué próxima leyenda de nuestro pueblo nos contará el Niño del Peñón?
 Y lo que pasa con todas las "cosas de niños"...



cuando terminó la fascinante intervención de los títeres y tras los ensordecedores aplausos
 de agradecimiento a los artistas, hicimos recuento por gusto y nos dimos cuenta 
de que habíamos "pixeoparcheado" rostros de infantes por setenta y cinco veces.
-"¡Ya sabíamos que esta entrada iba a darnos bastante trabajo!"



Pero seguro que con un buen sorbo de "agua fresca" de la botella rellenada 
en la nueva Pilita Abajo, los geniales títeres de "Anima Orienta" y  nosotros, 
pudimos mitigar el esfuerzo que supuso esta entrada. 
(Gracias a las hermanas Reme y Estrella, a Miguel y a José de Anima Orienta
 por facilitar esta nueva entrega de Ubrique en verde y 
gracias también a Ale que suplió en parte a un servidor con la cámara, 
pues teníamos esa misma noche, ensayo de la coral polifónica Ocurris Pópuli 
para la función solemne de la Alcaldesa Perpetua,
 del ocho de septiembre, después del día de los "Cojetes")


(Nota del uno de diciembre)
Se nos quedaron en el tintero dos peñones más,
¡cosas que pasan!



Uno, el peñón de la calle Peligro que aunque lo parezca...
No tiene ningún peligro.
 Y cerca de Ubrique...



"el peñón de la Cornicabra" en el camino "Benocá"
 por encima del huerto de Carretero, el de Fuentes II.
¡Precioso y escarpado risco!



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1 comentario:

  1. Has conseguido desconcentrarme y que me pusiera a mirar los pixelados, en vez de entretenerme con los títeres, jajajajjajaj.
    Pero lo realmente magistral, ha sido que nos enseñes ese montón de peñones ubriqueños, lo mejor de lo mejor.
    ¡Enhorabuena, hermano!

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