martes, 10 de abril de 2012

El fin del necrófago

El  cerro de los Olivares es un lugar que nos trae grandes y buenos recuerdos.
Es un sitio emblemático para Ubrique.
Por lo que le estamos preparando una entrada especial en el Blog.



Ayer tarde, subíamos por la Harana para ir cubriendo el reportaje.
Nos dirigíamos a la parte trasera de la urbanización La Ladera, 
en busca del bosquecillo de encinas que perteneció, en su día, 
al terreno que fue del padre de nuestro padre: LA CERCA.



Ya teníamos capturada la primera imagen cuando nos vino al olfato, 
el olor nausaebundo de la muerte. Buscamos al animal en descomposición...



y justo detrás nuestra se presentó, la estampa que nunca
quisieras ver cuando eres un enamorado de la Naturaleza.



Había muerto el que vive de la muerte: Un buitre leonado.



No vamos a especular con el motivo de su abatimiento. Sabemos que, aunque ya no esté 
en peligro de extinción, sí es una especie protegida.
Sea como fuere, el buitre siempre nos causó una gran admiración...



la envergadura de sus alas, que al volar nos muestran como "unos dedos".
Su pico especializado, sus garras... Es impresionante.



Y verlo yacer allí, en medio de la vereda, justo detrás de la viviendas de
los seres humanos, nos produjo un profunda impresión.



¿Qué vendría a hacer allí? Tendrán acaso los buitres grabado en la memoria 
más ancestral, el recuerdo de sus antepasados cuando venían a comer...



allí cerca, al "Moliero los burros" (moridero). 
  (Para verlo en la imaginación, sólo tenemos que quitar las palmeras, los plátanos de sombra
y poner eucaliptos. Y el albero, sustituirlo por tierra arcillosa. Aquí traían hace no 
más de cincuenta años, "las bestias" y demás animales moribundos
 para ser pasto  de los buitres leonados). 
 Descanse en paz nuestro protagonista.


(Si quieres ver para lo que volvimos a usar esta última foto, 
"Ubrique en verde de luto",  pincha aquí)





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