miércoles, 24 de abril de 2013

El Paso Indio-I

Allá por los años setenta del siglo XX, cuando estaban de moda las películas
del Oeste que veíamos en el cine en Ubrique y que salían imágenes del 
Gran Cañón del Colorado...



nos dió por nombrar a los dos famosos desfiladeros que pueden apreciarse mejor con
nubes bajas de telón de fondo desde la salida de Ubrique hacia Cortes, como
el Paso Indio.



Un lugar ideal, detrás de la Cruz de la Viñuela para jugar a los vaqueros.
Hoy toca hacer una visita turística a un bello y curioso rincón de la sierra de Ubrique...



pero antes vamos a contemplar el corte al vacío desde las alturas.
La escalonada ascensión promete ser interesante.
¿A qué misterios nos enfrentaremos?



Por lo pronto entre las piedras encontramos un apéndice craneal de cabra montesa
que últimamente se están dejando ver con frecuencia por nuestra sierra.
Un cuerno de cabra...



en una roca junto a la corni-cabra.



Ubrique en verde se refiere siempre a nuestra sierra como zona importante de
"derrrame" geológico, de ahí tantas formaciones de diaclasas.
Hemos llegado al filo del precipicio y  viene a la memoria cuando
desde aquí se practicaba una macabra costumbre.



Como si el gigante del cuento hubiese errado el golpe de hacha y le hubiese 
dado dos veces a la sierra en el mismo lugar.



El paso indio es una perfecta incisión que corta la continuidad en la sierra de Ubrique 
a lo largo de muchos metros (el "derrame" llega por detrás de la Era y
que continúa justo por donde está la madriguera de los gambusinos). 
Admiremos la belleza del cortado a plomo de formación tectónica.
Aquí la erosión del agua poco tiene que ver.



Pero vayamos a la entrada. Junto a la cabreriza de la aljibe de Tío Paco; 
cerca de la cueva metálica de las Armas...



se abre esplendoroso y con buenas vistas hacia atrás, el Paso Indio.



Cuentan y hay una foto que lo demuestra (¿quién la tendrá?) que hasta finales del siglo XIX
nuestra diaclasa favorita, estaba cubierta de una ingente cantidad de rocas, 
formando  el techo de lo que antaño se llamaba la cueva del Acebuchal
y que se precipitaron...




dado lugar al caótico suelo actual.
Nada más acceder al interior, la primera impresión es la que cuenta...



Un poderoso ¡Oh! surge de nuestras gargantas ante el bello espectáculo.
El primer desvío de la mirada es hacia la gruta de "entrando a mano izquierda"...



un perfecto refugio ancestral que por mucho que lo hayamos visitado,
nunca pierde su primigenia magia inicial.



El Paso Indio fue escenario del famoso cartel del primer festival de Sierra Jazz
de nuestro pueblo, allá por el final de los ochenta del pasado siglo. Ahí, sobre esa
gran piedra del principio, se sentó un infante de dos años -Arturo Cabello- 
con una auténtica trompeta "de fresa" y quedó inmortalizado en
 una impresionante toma fotográfica del amigo Angel Pablo.



A lo largo del recorrido es frecuente ver antiguas parideras naturales para las cabras.
Ya llegamos al final. Hemos tenido que acertar el camino más adecuado entre toneladas
de roca para comprobar que no es tan fácil salir del Paso Indio sin retroceder...



y no es porque modernamente han instalado una malla cinegética in extremis
(está abierta por el centro y se cruza fácilmente),
sino que hay que emplear la imaginación y la pericia...



para descubrir la salida entre tanta belleza.



Si seguimos rectos, el precipicio nos corta el paso,
 nos enviaría "volando" a una cota inferior.



Desde el filo y por desgracia, las mentes mentecatas han dejado abandonados los
azulados restos artificiales igual que cuando fuimos a ver 



Por el otro lado -o sea, "al fondo a mano derecha"- existe una diaclasa inexplorada;
 último reducto de lo que fuera la cueva del Acebuchal.



Sólo si nos volvemos y bajo un precioso bosquecillo de cornicabras;
mirándo hacia atrás...



descubriremos la original, sugestiva, arriesgada y electrizante salida.



Se trata de una rampa pétrea con una acertada inclinación debida a las elevaciones orogéneas
que ofrece una continuidad aventurera emocionante.



Ya desde media altura podemos ver el bosquecillo de las cornicabras y
arriesgando pero con conocimiento de causa, sacando el brazo, cámara en ristre...



podemos hacer una panorámica de nuestro querido y famoso Paso Indio,
con la vista de parte de nuestro querido y famoso pueblo por entre la pétrea verticalidad.
¿Cómo continuará nuestra visita turística que nos recuerda al Far West?


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