Coincidiendo por pura casualidad con la carrera de coches, ya está todo preparado,
(camerinos dispuestos y todos los asientos de la Iglesia trastocados para albergar
el mayor número de personas posible pues se prevee un nutrido aforo de público)
para acoger el I ENCUENTRO CORAL DE MÚSICA SACRA VILLA DE UBRIQUE.
Gracias a la colaboración de las concejalías de Cultura y Deportes de Ubrique,
de los cuerpos de seguridad y de la organización del importante evento deportivo,
hemos conseguido unos pases especiales para que en la hora indicada
pudiesen pasar al pueblo los autobuses que traen a las dos corales participantes
junto a la de Ubrique. En las caras de los músicos de la puerta, se ve la satisfacción
de haber hecho bien los deberes. Sólo basta esperar...
para comprobar que ya estamos todos en el patio de la sacristía de la parroquia de la O,
la coral de la escuela municipal de música de la hermana Algodonales,
el orfeón de abolengo Santa Cecilia de Sanlúcar de Barrameda (entrañable tierra)
y la coral polifónica Ocurris Populi de nuestro querido pueblo.
Después de un primer momento de espontáneo intercambio de opiniones
y conocimiento interpersonal...
pasamos a unas escuetas explicaciones.
¡A los buenos entendedores, pocas palabras le bastan!
Juan Antonio, nuestro genial director, nos invitó a un breve ensayo
de las piezas conjuntas en las que participaríamos las tres corales...
recayendo la responsabilidad de una de ellas, el Ave Verum de Mozart,
en la dirección conjunta que llevan Tamara y María del Mar del orfeón Sanluqueño.
Unos últimos retoques a las piezas de Algodonales bastaron para sentir que con los ensayos
el calor apretaba y como ya llegó la primavera atípica y que estamos viviendo, la sed aumenta.
Por fortuna, desde la puerta de la sacristía en la calle Real, se oye
una esperanzadora voz de soprano en clave de sol...
"¡Juanan, el agua fresca ya viene!"
Un suspiro de alivio surge en las sedientas gargantas de los coralistas...
cuando vieron llegar en sutil carrera (no hay que olvidar que ese era el día de las mismas)
de carros cargados del fresco líquido indispensable para la hidratación de la voz,
verdadera protagonista de la jornada, la voz.
El primero en llegar fue Ramón, ayudado por la soprano aguadora oficial del evento.
En segundo lugar, el carro guiado por Francisco. Ambos cicerones voluntarios
de las corales visitantes Algodonales y Sánlucar, respectivamente y que
cumplieron con la misión encomendada con todo éxito.
Desde Ubrique en verde, gracias a los dos.
El disco solar incidía directamente en el cuerpo de sopranos,
a la hora de la prueba de acústica conjunta necesaria y previa al concierto.
Es emocionante verse inmerso entre tanto talento ilusionado.
Las féminas de Ubrique exteriorizaban el nuevo luck que
lucieron con alegría durante la celebración.
¡Todo listo!
¿Y el público que es vital para el sentido intrínseco de tanto esfuerzo...?
Pues completo y espectante.
Juan Bernal, el sacristán, de pie en el centro de la sala y
con la mano en la cabeza, estaba pensando...
"¡A ver cómo arreglo yo este desbarajuste de asientos después!"
Contamos con un presentador de lujo, Manuel Canto, asiduo colaborador de radio Ubrique
los lunes por la mañana y administrador del blog "Sierra de Grazalema, jardín natural".
Otro voluntario colaborador que bordó su tarea a la perfección,
haciendo que todo el acto fluyese en su justa medida.
Algodonales rompió el hielo. Una coral con cuatro años de existencia que demostró
a la audiencia que con poco tiempo de trabajo y dedicación se pueden conseguir
objetivos que hasta entonces eran impensables en su pueblo.
¡Enhorabuena de corazón!
Comenzaron con una difícil cantiga anónima del siglo XV, a la que sumaron
los dulces tonos de la Nuit de Rameau. El director, Luis Fernando pensó
que era buena idea interpretar el Ave María Guaraní
del popular Ennio Morricone (el de las películas del Oeste), con brillante acierto...
Y como colofón otros dos temas de rango, siendo uno de ellos nuestro añorado
¡Oh Happy Day! De rancio abolengo espiritual...
negro, el vestuario.
Tras los agradecidos aplausos...
tocaba turno al Ilustre Orfeón Santa Cecilia de Sanlúcar de Barrameda,
fundado hace la friolera de sesenta y nueve años, con un impresionante currículum
y que en la actualidad cuenta con la codirección de dos entusiastas de la música coral,
María del Mar y Tamara que se turnaron en la guía y en el canto.
Autores como el genuino Tomás Luis de Victoria, Bruckner, el fantástico Gounod,
el gran Mozart, el increible Palestrina o el inmortal Schubert, regresaron a este mundo
desde las expertas voces del Orfeón con un programa marcadamente sacro y que...
supuso la satisfacción y el aplauso inmediato en el abstraido e impávido público.
Con el pabellón colocado bien alto por las dos corales hermanas, nos tocaba a los anfitriones.
Los autores de las obras que íbamos a intrepretar son bastante familiares.
¿Quién no conoce Edwar Elgar, Cydrgg Bardos o Andrew Lloyd Weber? ¡Vamos!
Bajo la dirección de nuestro querido Juan Antonio, del que nos basta una mirada suya
para la necesaria compenetración de las cuatro cuerdas que forman la polifonía coral;
con la confianza de un trabajo realizado a conciencia en los añorados ensayos...
pero con un discreto temblor de piernas que bien se le puede achacar a los zapatos,
con las gargantas hidratadas y carpetas en ristre pusimos toda nuestra ilusión e
intentamos hacer llegar al auditorio la misma emoción que nos embargaba.
Ese Ave María de Villalobos que se posó suavemente en los corazones de los presentes.
Ese pedazo de Peccantem de Cristóbal de Morales, tan interior y polifónico.
¡Y qué bonito el "Pié de Jesú"!
Maravilloso lo que escribió para nosotros, amantes de la música coral,
el español Ferran Sors... espelucante y envolvente, la obra "O Crux".
Pero cuando la sala se vino abajo fue cuando después del enérgico glisando
del compás cuarenta y dos, el "Elí Elí", sucumbió al tres pé -ppp- (pianísimo),
del exquisito "lam-ma sa-bac-ta-ni" del final.
¡Ahí sí tuvimos que contener las lágrimas!
Le vamos a permitir la licencia a este veterano componente de la cuerda de los bajos
que es el que suscribe esta instantánea fotográfica tan aparente que realizó nuestro hermano
y cicerone de los de Sanlúcar, Francisco, al que le agradecemos de nuevo su ofrecimiento.
(Un servidor, capturador oficial de imágenes para este humilde blog, tenía que cantar)
Cuando ya parece que todo ha terminado tras el paso por escena de los grupos corales...
es cuando viene lo mejor. Unidas alrededor de ochenta gargantas con ganas de disfrutar
de la polifonía de lo lindo, expresamos con la manifestación que a todos nos enlaza,
las piezas que entre nuestros directores habían elegido.
A Luis Fernando de Algodonales, le insinuamos...
-"¡Queremos cantar Cerca de Tí! ¡Señor, director!
(Un tema de Masson que tuvo una repercusión emotiva muy directa en el público)
Con enardecido Iúbilo, Juan Antonio de Ubrique hizo brotar de la "policoral polipolifónica",
a modo de orquesta de metales, el brioso y solemne Canticorum.
(Comentario anónimo a posteriori, apuntaba a que la interpretación le había sonado a ópera. ¡Vaya!)
Y cuando le tocó el turno a María del Mar, codirectora de Sanlúcar,
Juan Bernal el Sacristán sentado tras ella y con la mano en la frente, todavía estaba
pensando en cómo iba a reparar el entuerto que le supone tener todos los bancos desordenados.
Seguramente Roberta Flack, tuvo que escuchar el "Ave Verum" de Mozart
antes de componer su éxito, "suavemente me mata con su canción".
Por nuestra parte y acompañados de los virtuosos acordes del teclado de Tamara,
la compañera de dirección de Sanlúcar, el maravilloso tema surgido
de la genialidad, flotó como ave del paraiso por la bóveda de medio cañón de nuestro
emblemático edificio del siglo XVI, hasta las abiertas mentes de los embobados presentes.
¡Alea jasta est!
Todo aderezado como colofón, con flores, aplausos, elogios...
¡Satisfacción en una palabra!
Placas con la piel emblemática de Ubrique agradeciendo el necesario aporte de su elaborado
esfuerzo. La alegría que resume todo lo acontecido, es que
hemos hecho nuevos y buenos amigos.
Además del aplauso agradecido y la consideración más distinguida,
cada director o directora se lleva un espectacular queso curado
de leche de cabra y oveja de los auténticos y afamados Payoyos.
Esperamos de corazón que...
¡inviten!
Y como compañeros en el ilusionante esfuerzo, Ubrique en verde sólo puede deciros
a las contraltos, sopranos, tenores y bajos de la Coral Polifónica Ocurris Populi,
dos palabras que salen del corazón... ¡Os quiero!
¡Ah! Ordenar la Iglesia que tan amablemente nos cedió nuestro párroco Idelfonso
-gran amante de la buena música; y dejarla como estaba, al final no le tocó a Juan Bernal.
(¡Qué es broma Juan! Desde aquí agradecemos tu altruista entrega siempre que nos hizo falta)
¡Hoy sí que sí!
Hoy podemos decir que ha surgido un nuevo amanecer en la música coral de Ubrique.
¡Gracias, Juan Antonio!
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...y después de haberme sorbido y tragado los mocos y las lagrimillas, sólo me queda decirte que nosotros/as también te queremos, Manuel, y que es espectacular el trabajo que le has echado a este reportaje. Me ha encantado.
ResponderEliminar...qué te iba a decir...? To eso cuándo ha sio?
ResponderEliminarQue buen trabajo has hecho aquí, me ha emocionado, se nota el cariño que has puesto en cada palabra y en cada detalle. Tu sabes que eres nuestro bajo favorito. No dejes de hacer cosas como estas, pues lo haces muy bien. Muchas gracias por poner tanto cariño en todos tus trabajos. un besote campeón.
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