Ayer pasamos por el Callejón Tiznao y vimos una imagen de la verticalidad de esa torre
natural que dejamos de paso a un lado por merecerse una mención aparte.
Hoy visitaremos la cima del Tajo del Moro que nos muestra desde la Calera esta
impresionante estampa. Naturaleza en estado puro marcada por la seguridad que hay que
ofrecer a los habitantes de la calle Ronda, pues los desprendimientos de rocas, aunque
no frecuentes sí pueden ser peligrosos por la Rodada de la Calera.
Cuando el pecho del Callejón Tiznao se suaviza y empieza el primer llanito de picón,
nos encontramos a la izquierda esta especie de escaleras naturales que nos van a
transportar al techo del Tajo del Moro.
La primera parte es algo tortuosa pero si eres de los que gustan de "cabrear"
te resultará fácil.
Las panorámicas desde aquí son seductoras e invitan a pensar en el soñado vuelo sin motor .
Poder lanzarte y aterrizar allá abajo, en la era del Ubrique el Alto.
Estamos justo al lado de la "aguja pétrea" que se divisaba desde la cabreriza.
Y dando un saltito la Torre de nuestro "Castillo" se transforma en meseta, pedregosa
como es natural, pero plana. No recuerdo cuando fue la primera vez que subí por el
Callejón Tiznao, pero lo cierto es que me llevé una agradable sorpresa cuando hice
tan fantástico descubrimiento.
Desde entonces cada paseo por este lugar lleva implícita la visita a esta maravilla oculta
entre estas peñas de altura. Algunos dirían:
"Mira, como para hacerme un chalecito aquí arriba".
Y se nota que más de uno lo habrá pensado...
porque lo que son vistas...tiene las mejores.
Entre las "almenas" podemos contemplar el Convento de Capuchinos
junto a la "Trompa del Alfil".
O La Plaza, que todavía anda engalanada como en el día de los gamones
Se ve perfectamente la forma de la Era de la Calera con la Encina Grande...
con el prado verde y florido que aloja a la Encina Pequeña.
Y allá, más lejos, después de la vaguada del Arroyo del Búho, podremos controlar el paso
por la Calzada, de los "romanos" en la próxima bajada de Benaocaz a Ubrique.
La gran llanura de El Rano (aunque ahora digan los mapas "Manga de Ubrique") se interrumpe
con las chorreras pedregosas que bajan del Salto de la Mora.
Algunos nombran el Tajo del Moro como el de la Azucena, pero obviamente uso
el otro topónimo, para darle un punto de vista romántico: "El Moro que mira hacia la Mora"
Para llegar a la parte más alta de esta "torre vigía" de Ubrique
(que no se parece en nada a la de Alhaurín el Grande),
nos haría falta escalar un poco, pero hoy se nos olvidaron
las cuerdas y los arneses. Otro día será.
(Y todavía no he visto ninguna azucena)
Si rodeamos el escollo del pico hacia arriba vemos como serpentea a los pies del "Moro"
el camino de Ronda que salva la cuesta, buscando inexorablemente...
La Piedra del Agua...
y el canchito picudo de las hiedras que es la señal indicadora de la situación del manantial.
Volvemos a la ruta del Callejón Tiznao para llegar hasta ella y agacharnos a beber.
Aquí podemos observar perfectamente las negruras de las múltiples "piconás" que se
hicieron, para las cuales se necesitaban dos cosas principalmente, arbustos leñosos
(habría que imaginarse toda la Sierra límpia de forraje: "Es monte que mete") por un lado
y agua para enfriarlo, que bien cerquita la tenían.
Dejamos atrás dos de los insólitos lugares en los que la realidad se funde con la magia.
El Callejón Tiznao y el Tajo del Moro.
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Voto por cambiar el monolito de la plaza (que total, sólo tiene una foto de la misma plaza, que ya la estás viendo) por el esquema de los circulitos y el de los letreritos
ResponderEliminarCuanto dá la Sierra de Ubrique: vereas, pasos, fuentes, piedras, vistas y muchos nombres.
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